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En lo alto de la escalera

Los equipos gallegos complentan un año plagado de ascensos y confirmaciones

Alberto Núñez Feijóo (segundo por la derecha), junto al presidente del Deportivo y a los jugadores en la recepción de la pasada semana.
Alberto Núñez Feijóo (segundo por la derecha), junto al presidente del Deportivo y a los jugadores en la recepción de la pasada semana.ANXO IGLESIAS

A la espera de que individualidades como David Cal o Javier Gómez Noya brillen en los Juegos Olímpicos, Galicia cierra una temporada polideportiva de ensueño para gran parte de sus equipos más emblemáticos. Lo expresó el presidente del Deportivo, Augusto César Lendoiro, al celebrar el ascenso. “¡Que todo sea una fiesta, en el norte y en el sur, en todos los puntos de Galicia!”.

Los objetivos se cumplen, pero sobre todo se suben escalones. En Ourense han dado un paso adelante el fútbol y el baloncesto, que habían caído a cotas insospechadas. El Club Deportivo Ourense jugará en Segunda B y el Club Ourense Baloncesto (COB) recuperó su posición en LEB Oro, el segundo escalón del básquet nacional. Subieron de la mano en un fin de semana para el recuerdo. “Estaban en categorías que les quedaban cortas, ahora se necesita el esfuerzo de todos para que los proyectos deportivos se consoliden”, apuntó el alcalde, Francisco Rodríguez, durante las celebraciones.

En Santiago también se festeja por el fútbol y el baloncesto. Por primera vez en su historia, el Obradoiro ha conseguido el objetivo de la permanencia en la máxima categoría y ahora trabaja en dos direcciones: completar la conversión en sociedad anónima deportiva y conformar una plantilla en la que se atisban cambios. El límite económico se fija en el 1.957.000 euros en acciones, que es preciso completar antes del próximo 15 de julio, un esfuerzo económico ímprobo si se tiene en cuenta que hasta ahora los abonados aportaron 553.000 euros y el grupo empresarial que dirige el club una cantidad similar. Santiago late al ritmo de la canasta, pero vuelve a mirar al Compostela, que deja la Regional Preferente y promete un ambicioso proyecto en Tercera, justo cuando se cumple el cincuentenario de su fundación. La tarde del ascenso, el olvidado estadio de San Lázaro volvió a poblarse con 3.000 aficionados.

Para A Coruña, la temporada se retrató el lunes pasado en la plaza de María Pita con Deportivo y Liceo en el balcón. Campeón de Europa por segundo año consecutivo, el club más laureado de Galicia tenía una espina clavada: la campaña anterior su éxito había coincidido con el descenso del equipo de fútbol y no hubo cuerpo para celebraciones. Este año la comunión ha sido tal que incluso se ha especulado con una fusión ya desmentida. “El tesón, las ganas y la ilusión suplen la falta de medios”, les elogió el alcalde, Carlos Negreira. Ahora llega la rebaja para un club acostumbrado a pelear contra corriente, porque no podrá defender su bicampeonato por una sanción del Comité Europeo de Hockey sobre Patines, que lo ha castigado por no presentarse a un partido de la última Supercopa de Europa.

En Vigo, la ciudad gallega que sostiene más equipos en la máxima categoría, todos han respondido para jalonar el éxito del Celta. El Academia Octavio mantuvo la categoría tras un inicio de temporada fulminante y una discreta segunda vuelta. El Club Vigo de voleibol logró dejar a dos equipos por debajo en la clasificación, el Iveco Vigo Rugby encontró la salvación en la casa del campeón y el Celta femenino de baloncesto continuará en lo más alto. Con todo, estamos ante equipos que juegan dos Ligas al año. La de verano se disputa en los despachos, y la que se avecina parece tortuosa porque Javier Rodríguez, mandamás del Octavio desde hace más de dos décadas, ha anunciado su adiós, desgastado por el esfuerzo. A mitad de temporada, el máximo representante gallego de voleibol, sin patrocinador que le apoye, vio partir a entrenador y dos de sus mejores jugadores por no poder cumplir económicamente su compromiso con ellos.

Las dificultades económicas atrapan a clubes en su día pujantes como los de fútbol sala. Pero el Lobelle compostelano llegó al play-off de cuartos de final en la Liga y a las semifinales en la Copa. El Azkar lucense, con una economía de guerra, salvó la categoría en un año aceptable para el deporte lucense, en el que el Breogán empieza a consolidar un interesante proyecto y el Lugo puede poner el colofón con un ascenso a Segunda al que oposita por segunda vez consecutiva.

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Entre las siete ciudades gallegas, sólo dos permanecen ajenas a la fiesta: Ferrol, que languideciente con el Racing en Tercera y su ingente cantera baloncestística sin referencias en la elite, y Pontevedra, que pelea por curar las heridas de sus dos emblemas, el equipo de futbol, que seguirá un año más en Tercera, y el Teucro de balonmano, en la parte baja de División de Honor Plata. Es la categoría que deja el Cangas, que ha conseguido su tercer ascenso a la Asobal, éxito al que ahora trata de acompañar el Alondras en su intento de jugar en Segunda B. Porque la ola de buenas noticias también alcanza a villas donde se vive el deporte, como Porriño, que mantiene a su equipo de balonmano femenino entre las mejores, o Burela, donde el masculino de fútbol oposita a la máxima categoría.

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