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Porque ganar es de horteras

Un libro repasa la historia de Estudiantes desde John Pinone al reciente descenso

Guillermo Ortiz posa con su libro en el pabellón Magariños.
Guillermo Ortiz posa con su libro en el pabellón Magariños.ULY MARTÍN

“Fue en el momento del descenso de Estudiantes cuando supe que tenía que hacer un libro para recordar los últimos 25 años de un club que cae simpático en toda España”, explica Guillermo Ortiz, escritor, aficionado al conjunto colegial, y exalumno del Ramiro de Maeztu. Un club que, tras ganar la Copa del Rey y clasificarse para la Final Four en 1992, vivió una lenta pero inexorable decadencia hasta su descenso no consumado a la Liga LEB. Y dicho y hecho, Guillermo Ortiz ha publicado Ganar es de horteras, con prefacio de John Pinone. El número 12 de Estudiantes durante casi una década, era un jugador duro, listo y mortal a cinco metros del aro. Pero sobre todo, se mostró muy implicado con el equipo, como detalla Ortiz: “Sus registros bajaron algo, pero se convirtió en el líder. Hizo un sacrificio en beneficio del conjunto, que logró la Copa del Rey”.

El libro (se puede comprar por 15 euros en el Ramiro de Maeztu y www.ganaresdehorteras.com) explica la simpatía de los aficionados por este club, más allá de que gane o no: “Es un baloncesto atractivo y de cantera que no tiene la interferencia del fútbol, como le pasa al Madrid o al Barça”.

No es un simple compendio histórico sino el relato de un seguidor que escribe en función de su recuerdo de determinadas gestas. Ortiz confiesa que durante años fue aficionado del Real Madrid “porque vivía en Prosperidad y porque era el equipo que siempre ganaba”. La metamorfosis se produjo gracias al empeño de su tío, el compositor Pancho Varona, acompañante musical de Joaquín Sabina, con quien coincidía en su amor por el Atlético de Madrid. “Me llevaba siempre que podía a Magariños, y al final acabé yendo yo solo”, recuerda Ortiz. Tanto es así que terminó en la Demencia, jóvenes seguidores incondicionales con el lema “Victoria tras victoria, hasta la derrota final”.

Pero el Madrid también tiene su apartado en el libro: desde la victoria de la Cibona de Zagreb del genial Drazen Petrovic (36 puntos) ante el equipo de Fernando Martín y Juan Antonio Corbalán en la Copa de Europa, hasta uno de los momentos más duros, la marcha de Alberto Herreros al club rival: “Fue desolador, me di cuenta del poder del dinero. Eligió un club sin problemas para pagarle y que le hacía más fácil llegar a la Selección. Fue la fascinación por el poder”. No fue la única deserción: Felipe Reyes (2004), Carlos Jiménez (2009, aunque no se concretó)... “Pero yo era más mayor y estaba buscándome mi futuro laboral, así que entendí que quisieran mejorar, sobre todo viendo en la situación en la que se encontraba el club, con una gran deuda y en aumento”.

Estudiantes se convirtió, asegura, en un equipo sin alma, en el que apenas conocía el nombre de los jugadores. Se jugó el descenso a la Liga LEB con un Louis Bullock “de 35 años y cojo”. Pero se salvó (en los despachos), y eso sirvió de catarsis. “El susto ha ayudado al equipo a mejorar”, cree Ortiz. Eso, la contratación de Himar Ojeda como director deportivo, y el bajón de calidad en la Liga Endesa, “de la que se han ido muchos jugadores”.

Ayer, Estudiantes perdía ante Fuenlabrada: Lo dicho, ganar es de horteras, y los aficionados del Estudiantes no lo son.

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