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TENIS

Ferrero cae con claridad ante el británico Rusedski en la tercera ronda de Wimbledon

Conchita Martínez pasa a los octavos de final tras vencer a la estadounidense Osterloh por 6-2 y 6-3

Ferrero era el último de los 15 jugadores españoles que acudieron este año al All England Tennis Club.

Vencer a Rusedski, en hierba y en la pista central de Wimbledon ante 13.800 aficionados era tarea harto complicada para Ferrero, pero sus dos triunfos anteriores ante el también británico Luke Milligan y sobre todo, la obtenida en segunda ronda contra el australiano Jason Stoltemberg animaron al valenciano a confiar en lo que más que nada parecía un espejismo.

El británico jugó un partido perfecto, con 15 saques directos, uno de ellos para cerrar el segundo set a 221 kilómetros por hora, y 17 voleas ganadoras. Hasta ahí Greg siguió el guión preestablecido pero en lo que sin duda sorprendió es su gran solidez desde el fondo de la pista, fruto de sus entrenamientos en tierra batida en Lloret de Mar durante dos meses, porque solo cometió cuatro errores no forzados en los intercambios.

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Página oficial del torneo de Wimbledon 2001

Su gran envergadura (1,93 metros) y la habilidad característica en la red fueron valladares infranqueables para Ferrero que no jugó un mal encuentro, pero no pudo encontrar las respuestas al constante ataque del canadiense nacionalizado británico en 1995, que estuvo sublime en la red.

Ferrero intentó poner en práctica los globos con los que destrozó el esquema ofensivo de Stoltemberg, pero esta vez no tuvo tanta fortuna y todos sus intentos acabaron con remates a placer del británico, que después de ceder sorprendentemente su saque en el tercer juego, y en blanco, se mostró inflexible en los siguientes para ganar el primer set en solo 22 minutos.

El resto fue esperar que Ferrero flojease con su servicio (cometió 5 dobles faltas) para acechar de nuevo con su saque. Bastó robarlo una vez en el segundo y tercer set para que Rusedski completase su obra demoledora, eso sí necesitando cinco bolas de partido para doblegar al valenciano.

Conchita Martínez, en cambio hizo uso de su experiencia para controlar a Osterloh, tal y como logró en el torneo de Charleston este año (1-6, 6-3, 6-0). A diferencia de Arantxa, Conchita si tuvo paciencia y su revés cortado marcó la diferencia para superar a una jugadora que situada en el puesto 51 del mundo provoca muchos problemas con sus tiros cruzados.

La aragonesa, no obstante, tiene dos serias preocupaciones. Una es la falta de sincronización a la hora de lanzar la bola para conectar su saque, (casi golpea a la altura del hombro) un problema psicológico del que apenas quiere hablar porque lo ha intentado todo para solucionarlo y no lo logra. El otro, físico, es una lesión en el talón de Aquiles izquierdo, con una cápsula de líquido, problema que arrastra desde hace ocho meses y que le perjudica notablemente, especialmente por las mañanas cuando apenas puede caminar.

Ahora le sale al frente la rusa Lina Krasnoroutskaya, verdugo de Virginia Ruano, de 17 años y cuarto finalista en Roland Garros. Lina es una de las nuevas figuras del tenis ruso, entrenada por la ex doblista Larissa Neiland y que además recibe los consejos de la madre de Martina Hingis, Melanie Molitor. Hoy se deshizo de la alemana Barbara Schwartz, por 6-3 y 6-4.

"El próximo partido es crucial, después de ahí puede pasar de todo", dijo hoy Conchita, que juega la competición de dobles también con la yugoslava Jelena Dokic, pero que no se verá con Krasnoroutskaya hasta el próximo lunes.

AP

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