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Crónica:FÚTBOL | Vuelta de las semifinales de la Liga de Campeones
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Liverpool se reconcilia con la historia

Un gol de Luis García clasifica al equipo de Benítez para la final (1-0)

Un polémico gol de Luis García ha devuelto al Liverpool de Rafa Benítez a una final de la Liga de Campeones 20 años después. El Liverpool de los españoles se reconcilia con su gran historia y buscará en Estambul su quinta Copa de Europa. De la mano de Rafa Benítez el Liverpool ha vuelto entre los grandes y quizá lo haya hecho para quedarse.

El Liverpool fichó a Rafa Benítez para partidos como éste, para que el corazón de Anfield volviera a latir como en los 70 y primeros 80, cuando los Reds presumían de ser el mejor equipo inglés y uno de los más grandes de Europa. La aventura de Benítez en su primera temporada en la Premier no ha sido demasiado satisfactoria, pero en la Liga de Campeones las sensaciones son bien diferentes. El técnico madrileño se siente a gusto en esta competición, la que separa a los triunfadores de los mediocres, y ha convertido a un Liverpool con numerosas carencias en un conjunto muy difícil de ganar.

El Chelsea, que el sábado celebró el segundo título de Liga de su historia, partía como favorito, pero todos los planteamientos de Mourinho y los temores del Liverpool desaparecieron en cuatro minutos. Los que necesitó Luis García para celebrar el primer gol de esta eliminatoria. Un tanto polémico, al que quizá no debió darse validez. Con un sutil toque de balón, Gerrard dejó a Baros solo delante de Cech. Intentó la vaselina, el portero del Chelsea le derribó, el árbitro no señaló el clarísimo penalti y dejó seguir la jugada, Luis García disparó a portería y Gallas alcanzó a despejar el balón sin poder apreciar si éste había superado completamente la raya de gol.

A partir de ahí el Chelsea ejerció un dominio absoluto del encuentro, pero sin inquietar a Dudek, que apenas tuvo que intervenir, para tranquilidad de Benítez y los seguidores del Liverpool, a los que se les altera el pulso cada vez que sus porteros se ven obligados a participar en el juego. El Liverpool, consciente de su inferioridad técnica, se replegó a la espera de un contragolpe que nunca llegó y estuvo a merced de ese dominio ficticio del Chelsea, al que le sobró paciencia y le faltó la profundidad y la contundencia que le han caracterizado desde que Mourinho se sienta en su banquillo.

Segunda parte

En la segunda parte el Liverpool renunció de forma definitiva al balón, quizá porque su alineación no estaba construida para ello y nadie era capaz de retener la pelota y meter una velocidad menos a un partido jugado a un ritmo altísimo, que exageraba las limitaciones técnicas de muchos jugadores. La importancia de algunos futbolistas alcanza su verdadera dimensión cuando no están, cuando su ausencia deja un vacío que nadie es capaz de cubrir. Este quizá sea el caso de Xabi Alonso, añorado más que nunca en este partido. El centrocampista español es quien da sentido al juego del Liverpool, quien impone el ritmo que más interesa al equipo y termina por convertirse en la prolongación de su entrenador sobre el césped. Con Xabi en la grada, el Liverpool vivió encerrado en su campo y lo fio todo al trabajo en defensa, que obligó a un extraordinario esfuerzo físico de todo el equipo.

El Chelsea tuvo el balón, pero se dejó las ideas en Londres. Nunca fue capaz de desmontar el entramado defensivo planteado por Benítez, que como ya sucedió en la ida volvió a ganar la partida a Mourinho. Con las fuerzas muy justas, Benítez dio entrada a los rapidísimos Cisse y Kewell, que alargaron el campo y permitieron tomar aire a un conjunto que estaba casi ahogado. Mourinho respondió situando al central alemán Huth como delantero centro, algo incomprensible en un club que ha gastado cientos de millones de euros en fichajes. El Chelsea intentó llegar a una final de la Liga de Campeones colgando balones para que rematara un central. Quizá esa sea una de las razones por las que Mourinho ha perdido su primera eliminatoria europea en las tres últimas temporadas.

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