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Crónica:FÚTBOL | 15ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Ewerthon oxigena al Zaragoza

El equipo aragonés derrota 1-0 al Celta

Una acción tan oportunista como salvadora de Ewerthon rescató al Zaragoza cuando el Celta, con Pinto a la cabeza, parecía haber minado por completo su moral. No en vano el cuadro gallego se limitó a defenderse, a recular y a contemplar cómo el conjunto aragonés mandaba, pero se quedaba a mitad de camino, perdido en el último tercio del campo. Pero el tanto de Ewerthon fue providencial porque no sólo aupó al Zaragoza en la clasificación, sino que ratificó a Víctor Muñoz en el banquillo y sosegó los ánimos de la grada.

El Celta se plantó en La Romareda con la idea fija de no consentir gol alguno y remitirse, caso de encontrar la inspiración, al siempre incisivo y transgresor Baiano, su Carpanta: un delantero total, sumamente técnico, con una movilidad notable y una carrocería física suficiente para jugar de espaldas a la portería y crear huecos para las incursiones de Canobbio y Silva, dos zurdos con una calidad tan vistosa como dañina. Pero anulado el trío ofensivo, anulado el Celta.

Así, toda la iniciativa corrió por parte del Zaragoza. Una tarea que solventó con relativa comodidad porque Zapater y Celades ejercieron de caciques en la divisoria. Se hartaron de mover al equipo y hacer circular el cuero a una velocidad exigente y desgastadora. Pero también abusaron de los pases verticales hacia Ewerthon porque el Celta apostó por una defensa zonal que, en vez de tirar el fuera de juego, se posicionó a la altura que marcaban los delanteros blanquillos. Cuando uno de los dos centrales gritaba el consabido "¡salimos!", Ewerthon, que se encontró muy cómodo sobre el césped, explotó su fascinante velocidad.

También se encontró a gusto el extremo Cani, que nunca notó el aliento del apático Placente y que ayer pareció firmar un principio de tregua con la afición. Suele ser el canterano el ojo de las críticas porque a veces no le sale nada o porque su fútbol malabarista de regate en corto y pases en profundidad exige paciencia. El 8 se cansó de buscar y encontrar una posición de tiro, de asistir con el exterior. Pero, ayer más que nunca, el Zaragoza echó de menos un delantero centro nato, un rematador, un Baiano. Entre otras razones, porque Diego Milito, que parece un grillo encerrado en un bote, no apareció. Sí lo hizo Ewerthon, que recogió un balón en el área pequeña y batió al excepcional Pinto.

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