_
_
_
_
_
Crónica:BALONCESTO | Liga ACB
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Barça impone su banquillo

Al cuadro azulgrana le cuesta un mundo derrotar a un Madrid disminuido por la ausencia de Rakocevicy la desaparición de Bullock

El Barça ganó porque no le quedó otra. Porque tenía enfrente a un rival, el Madrid, que no está hecho todavía, que juega a vaivenes, como a ver qué pasa, descabezado en la cancha y diminuto en lo que a su banquillo se refiere, donde apenas encuentra soluciones. El Barça ganó porque tenía que ser así, porque está uno, o dos, escalones por encima de este Madrid que se ha inventado su técnico, Maljkovic, y que es una incógnita. El Barça ganó, en fin, porque incluso en sus malos momentos, que los tuvo y bien sonoros, encontró una solución para el atasco.

Existía la duda de a quién dañarían más las ausencias, huérfano como estaba el Madrid sin Rakocevic y el Barça, sin Navarro. Ahí también perdió el conjunto blanco. Porque las alternativas del cuadro azulgrana son múltiples, mientras las del Madrid empiezan y acaban en Bullock. Quedaron así en evidencia las diferencias de banquillo que hay entre uno y otro equipo. Son brutales. Rodean a Maljkovic, allá en la banda, varios jugadores que sólo le sirven para comentar las incidencias del choque, lo que puede resultar muy instructivo pero no da dividendos. Enfrente, Ivanovic, entrenador del Barça, mira a un lado, a otro, y puede elegir sin temor a equivocarse.

Vive en el desgobierno el Madrid, y de cuando en vez se salva porque a Bullock le acompaña la inspiración, o porque Felipe Reyes decide pegarse con su sombra bajo los aros, o porque Gelabale aparece de la manera más inesperada en el sitio más oportuno. Pero siendo como es un equipo sin un base puro, le cuesta un mundo hacerse con la manija del partido. Cada ataque se antoja un sufrimiento, un jeroglífico de difícil solución.

Así las cosas, el Barça, corre que te corre, se vio al mando del partido sin inmutarse. Encadenó unos cuantas transiciones fugaces, resueltas unas por Basile, otras por Thornton, con el balón viajando de la cocina propia a la ajena en un suspiro. El Madrid no se desmoronó porque Sonko, un esolta reciclado a base que habitualmente sólo da noticias en defensa, se puso las botas. Pudo hacerlo porque la defensa del Barça se cerraba sobre Bullock, que tardó seis minutos en lanzar a canasta, y dejaba agujeros en el perímetro. Tres veces se asomó por la línea de tres Sonko y tres triples clavó Gracias a él sobrevivió entero el Madrid en el primer cuarto (18-20), en el que Fucka y Marconato reinaron sin mayores alardes bajo los tableros. Echó mano Maljkovic de Sonseca, lo que no hizo sino aumentar el dominio azulgrana, blando como se mostró el chaval ante rivales de tal nivel.

Tuvo un rato espléndido el Barça que le lanzó en el marcador. Acertaba en todo Ivanovic, que alternaba a Vujanic con Williams al mando de un equipo que había sacado el rodillo. El Madrid se fue castigado al descanso, once puntos abajo (32-43) y, lo que es peor, sin dar la sensación de tener la fórmula para detener la hemorragia. El acierto de Sonko había pasado a mejor vida, Bullock estaba, pero como si no, y el dominio del Barça bajo los aros se resumía así: 24 puntos había logrado en la zona, por 12 el Madrid.

Pero se vio ganador el Barça y ello estuvo a punto de costarle el partido. Hervelle comenzó a hacer daño lejos del aro, donde suele cobijarse cuando las cosas le van mal en su sitio natural, y Gelabale se hizo presente. Visto que Bullock había dimitido, Maljkovic optó por prescindir de él, en una decisión impensable cualquier otro día. El equipo comenzó a carburar. Le ayudó la casta, terreno en el que Reyes es capitán general.

Logró el Madrid reducir tanto las diferencias que se vio en el último cuarto por delante (57-55). Pero, conseguida la remontada, comenzaron a verse todas sus carencias. Porque tocaba dormir el partido, asunto en el que Maljkovic es un experto. Pero para ello se necesita un base que siga el guión o que improvise, que corra o que se frene, según convenga. Un tipo éste de jugador que el Barça presenta a pares y del que el Madrid carece.

Poco le costó al equipo azulgrana recuperar el mando (57-66). Pero estaba arrebatado el Madrid, que golpe a golpe volvió a levantar cabeza (68-69). El partido andaba tan loco que no merecía otra cosa que llegar igualado al final. Y así fue. Tomas, con el Madrid tres puntos abajo (70-73), logró un rebote más allá del perímetro y fue objeto de falta. Si el manotazo que se llevó se hubiera producido en el momento de lanzar, le habrían correspondido tres tiros libres, y la posibilidad del empate. Pero no fue así. Sólo pudo lanzar dos, con el reloj a cero, muerto ya un partido que a un Barça sólo decente le costó un mundo ganar ante un Madrid al que no le bastó ponerse heroico.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_