_
_
_
_
_
Crónica:
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Getafe supera al Sevilla con una picardía de Güiza

Güiza, un artista talentoso y con malas pulgas al que sólo estimula un buen tirón de orejas, como el que verbalmente le dio Bernd Schuster 24 horas antes, desacreditó anoche a Palop. El portero del Sevilla, el menos goleado (12) y con la defensa más aguerrida de la Liga, la del Sevilla, no movió un músculo cuando el nueve jerezano lanzó desde el borde del área un trallazo con tanto efecto y picardía que sorprendió a propios y extraños. El genio de Güiza, acostumbrado a chutar con el exterior de su bota derecha, dibujó una parábola desde el centro al arco derecho de la portería.

El acierto del Getafe sembró el desconcierto en las filas sevillistas. Donde antes dominaban ahora reculaban. De nada valía que, en el duelo de cerebros, Maresca le ganase la partida a Vivar Dorado. Por muy destructor que se ponga Diego Rivas, su labor de barrenero en el mediocampo de poco vale si no la acompaña la fantasía. A no ser que los desbordes de Cotelo, el correcaminos asturiano, entren en escena. Por ahí, por el carril derecho, llevó el peligro el Getafe, abusando de lo lindo de Dragutinovic.

Tanto monta monta tanto, con los dos equipos apostando descaradamente por el contrataque, la rapidez de los extremos se antojó decisiva. Eso y la falta de puntería de Kanouté y Saviola, incapaces de superar a Calatayud en varios mano a mano que ni pintados. Las bajas de sus dos laterales, Alves y David, y la del carrilero Adriano le hicieron mucho daño al Sevilla. El Getafe recobra el aliento.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_