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Crónica:
Crónica
Texto informativo con interpretación

Discreto arranque en Mestalla

El Valencia acusa el cansancio de la 'Champions' y el Betis muestra su escasez de recursos

La Liga arrancó ayer de manera discretísima en Mestalla. Fútbol raquítico y mínimas emociones. Ganó el menos malo. Empieza el campeonato y los jugadores ya parecen cansados. Un partido soso y sin gobierno en el que el Valencia fue más efectivo en las áreas. Eso fue todo. Cumplió Morientes como se le supone: embocando la primera oportunidad de que dispuso. Respondió Xisco en un cabezazo desacostumbrado para un futbolista de su estatura. Excelente remate. Y decidió finalmente Albiol en un disparo en semifallo que se envenenó hacia la portería de Doblas. El Betis llegó en cuadro a Mestalla y se marchó mostrando la escasez sus recursos toda vez que Oliveira voló al Milan y Joaquín permanece en el limbo de Mestalla. El Valencia, por su parte, notó el esfuerzo de la previa de la Liga de Campeones ante el Salzburgo.

Al prescindir de Aimar, traspasado al Zaragoza, Quique Flores tenía pensado jugar esta temporada sin un media punta y apostar por un doble delantero: Villa-Morientes. La opción le funcionó desde el principio ante el Salzburgo, en la que marcaron sus dos atacantes, pero ayer tardó en engrasarse. Sin juego en el centro del campo, el Valencia fue una sombra sin control ni armonía durante la primera media hora. Hasta que los extremos decidieron convertirse en interiores a fin de entrar en contacto con la pelota. Tanto Vicente como Silva buscaron las diagonales, Villa bajó a recibir el balón y entonces Edu se encontró más arropado. El conjunto de Quique dio por primera vez tres pases seguidos y el cuero acabó en las redes de Doblas, superado por el chutazo de Morientes con el exterior del empeine derecho.

Fue una triangulación milimétrica, por el centro de la defensa bética, iniciada por Villa, prolongada por Edu y rematada por Morientes. Eso que se llama calidad. El brasileño Edu ha sumado tres pases de gol en dos partidos, la mejor manera de dejar atrás una temporada, la pasada, en el dique seco. En cuanto a Morientes, confirma cada jornada todas las impresiones que tenían sobre él los técnicos en la pretemporada: delantero fiable donde los haya, gran profesional, con ganas de recuperar el prestigio deteriorado en su paso por el Liverpool. Dos tantos en tres días.

El Betis, de repente, se vio envuelto en una contradicción. Hacía valer su superioridad numérica en el centro del campo, llegaba con cierta comodidad por el extremo izquierdo (Xisco conocía perfectamente ese rinconcito), pero era muy inofensivo en sus acometidas. Le faltaba munición arriba. El pillo de Dani se enfrentaba al batallón de defensas valencianistas. Demasiado solo.

El extremo ausente Joaquín seguía sin saber ayer a qué equipo pertenece. Lo que aprovechó la afición bética para sacar a relucir su ingenio y expresarlo a través de una pancarta en Mestalla: "Joaquín, si quieres títulos, cásate con la duquesa de Alba".

El Betis salió más dispuestoa atacar tras el descanso. En la banda, Irureta mascaba chicle mientras rumiaba alguna solución casi imposible. Sin Joaquín ni Oliveira, que cerraba su fichaje por el Milan, surgió el recién llegado Romero, centró templado desde la izquierda y Xisco, en el punto de penalti, marcó los tiempos en un espléndido remate de cabeza. El balón voló hacia la escuadra izquierda y Cañizares se limitó a observar. Xisco quedó tan asombrado de su golazo que apenas lo celebró. Él, tan pequeño, ganó la partida por arriba a los dos centrales valencianista —David Navarro y Albiol— en el corazón del área. Ayala, en la grada, asistía en directo al monumental fallo de sus dos colegas de posición. Errores gruesos ya cometidos el martes ante el Salzburgo con la diferencia de que los delanteros austriacos estuvieron más desacertados que Xisco.

Los dos centrales se conjugaron para resarcirse de su error y lo lograron poco después. Subieron a rematar a un córner y, tras molestar David Navarro, el balón le cayó a Albiol, que disparó con la izquierda de arriba abajo, mordido, pero inalcanzable para Doblas en su estirada.

Aquél fue un golpe moral para el Betis, que se abrió en canal por su lateral derecho. Vicente encontró por fin su regate largo y Mestalla creyó empezar a recuperar al fantástico extremo izquierdo que un tobillo maltrecho fulminó. Irureta recurrió al fino Fernando y sustituyó a Dani, que se marchó echando espuma por la boca, descontento con el cambio. El partido siguió descarriado y se ensució al final con los absurdos piques entre Villa y Rivera. Digno final a un partido muy pobre.

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