Más que ídolos

Domingo. 12:30. Ante los griegos. La mejor final posible para los españoles de un campeonato admirablemente disputado, para que tomen nota otros. Argentina murió matando, pero ahora le toca la resaca del infame Dream Team por el bronce.

0-7. Para empezar. Que eran semifinales y los argentinos estaban extramotivados por la derrota de la bacalada de Estados Unidos y sus habituales debacles con los españoles. A 7:49 del segundo cuarto llegaron los dos primeros puntos, de Calderón. Pero los argentinos, con triples, seguían de escapada. 2-13 y tiempo muerto de Pepu Hernández.

Bienvenidos a la auténtica competitividad. O bien es que el listón estaba demasiado alto y la paliza extrañaba.

La defensa guerrillera de los argentinos molestaba sobremanera a España, con Pau atenazado por Oberto (luego por el armario Wolkowyski). Partido, en cualquier caso, espeso, trabado, con menos ritmo, basket control, treta albiceleste, que tiene mucho de italiana.

Y España que se mantenía por los tiros libres (aunque fallaba hasta Gasol). Adiós velocidad y contudencia. La mejor noticia: Oberto con dos personales a los cinco minutos. Y el retorno de Pau, que anotó la primera canasta en juego de la Selcción a 4:06 del final. Pobres dígitos (7-18) y nada de demencia, que es la madre de la ciencia. Hasta que clavó un triple Garbajosa y se comenzó a correr con Sergio Rodríguez, Rudy y Felipe Reyes (15-21, resultado del primer cuarto).

Con las dudas aún flotando, el grupo de Pepu arrancó al principio a medio tren, que no daba el billete entero para la final. Garbajosa era el salvador (al menos no se escapaba el rival) y Pau, el liquidador (23-24). Argentina respondía con triples estratosféricos y España, con mates de Rudy y 2+1 de Pau, especialista en la matería (32-30). Con carreras, el panoraba mejoraba notablemente para España, ya más optimista, hasta con chapa del Gasol mayor a Oberto. Despistes finales dejaron a los argentinos estancados y España dominó al descanso 40-38 con Cabezas tirando del carro. Navarro, ausente en espíritu como Calderón, anotó sus primero tiros libres. Por algo se comienza.

Igualdad y errores

El tercer cuarto estuvo presidido por la igualdad. Intercambio de errores, pocas canastas, acumulación de faltas (tercera de Ginóbili, Nocioni y Pau Gasol), tensión (primera enganchada general en la pista), los puntos G (Gasol y Garbajosa) en plan estelar y renta española para mandar algo (60-56).

El cuarto final se jugó sin concesiones. Argentina se sostenía con triples (y eso suele ser engordar para morir según los muy entendidos) y España, en la pintura, como los buenos equipos, los que hacen balance ortodoxo. Pero no había manera de sentenciar. 69-64 a tres minutos del acabose. Y cuarta falta de Pau y Ginóbili. Mal asunto para los dos contendientes. Con 71-67 se entró en menos 120 segundos. Y Gasol, que no pudo ir a por todas por un tobillo torcido. Rudy falló un triple con 74-72 y luego le pitaron una falta polémica. Emoción intensa (aunque tantos tiempos muertos en este deporte desesperan) y 74-74 a 22 segundos. Una posesión para ser más que ídolos, como en la película 'Hoosiers'. La falta rápida de Pepe Sánchez obligó a Calderón a lanzar sudando. Falló uno. Terrible. Como lo mal que jugó Argentina los segundos finales. Se siente.