Al Betis se le gana sesteando

Detallazo del Atlético utilizar la arena que debería haber estado perdida de sangre de gladiador como lugar para el sesteo durante prácticamente toda la primera mitad. Sólo así dejó de sufrir el Betis un saco de goles. El equipo verdiblanco cada vez es menos de este mundo. Al menos de esta Liga, de esta categoría futbolística. Hace ya tiempo que los verdiblancos tan sólo buscan la supervivencia en sus enfrentamientos. Aun así, lo de ayer fue preocupante.

Primero fueron incapaces siquiera de estorbar al despliegue de juego de los rojiblancos y después no supieron aprovechar que el Atlético caminó desde el relajo hasta la molicie. Su derrota dejó definitivamente claro que la afición —ayer recibió al equipo con una ovación, un regalo de afecto, de los que le pondrían los pelos de punta al más cínico— es lo único que está a la altura de todos los demás integrantes, espirituales y ejecutivos, que puedan componer la institución sevillana. También se manifestó una parte de la naturaleza de este Atlético, que es un genio canalla, un grupo profesional tan eficaz como vagoneta.

El entrenador del Atlético, Javier Aguirre, le regaló una jornada de libertad absoluta a Reyes en el enfrentamiento con el enemigo eterno de su conjunto madre, el Sevilla. El mexicano adornó está decisión con el cambio de banda —de pierna también se suele decir, pero suena ortopédico, torpe, y el resultado global no fue así— entre el sevillano y Maxi Rodríguez. La decisión táctica le dio luz al primero al tiempo que le aplicó el matacandelas al segundo. Reyes partía desde la derecha cruzando el campo con el balón y combinando con sus compañeros de equipo. A los dos minutos, el ex del Sevilla, el Arsenal y el Madrid estrelló el saque de una falta en el larguero.

Dos minutos después, Agüero falló a la hora de empalmar el pase de coronilla con el que Forlán culminaba brillantemente una jugada de combinación de lado a lado del campo. La piernas de Reyes fueron el corazón del conjunto rojiblanco hasta que se le calentó la cabeza y algo se gripó en su cabeza. No se sabe bien si fue por los insultos, las tarascadas variadas que le regalaron jugadores béticos como Melli o Somoza, o lo que fuere, pero el hecho es que el zurdo de Utrera se olvidó de su trabajo para arremangarse en la pelea, en lo estéril.

Aun así, este arreón de voluntad le dio al Atlético para marcar su gol. La segunda vez que sus delanteros se buscaron los ojos entre la multitud les sirvió para marcar el primer gol. Agüero vio a Forlán entre dos defensores y le envió la pelota en globo. El uruguayo hizo como si no viera a sus marcadores, como si no estuvieran; controló con intención con el pecho y batió a Ricardo por bajo mientras su defensor más cercano se protegía la entrepierna. Se esperaría un pelotazo en vez del tiro de un tan buen delantero como lo es Forlán.

El resto del encuentro estuvo protagonizado por el ya citado sesteo atlético y por la impotencia verdiblanca, que tan sólo obligó a sacarse dos paradas —eso sí, dos paradones— a Leo Franco. Con todo hecho y con todo dicho, Raúl García y su gol cerraron el registro del partido.

Betis 0 - Atlético 2