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GETAFE 1 - ATLÉTICO DE MADRID 1

Sólo Agüero

El delantero argentino rescata a un Atlético timorato con una pillería en Getafe, donde De la Red falló un penalti

No hay otra: el Atlético tiene un pacto con el diablo. De lo contrario, no se explica que pasen las jornadas y nadie sea capaz de echarle de los puestos de la Champions. El Getafe le zarandeó de mala manera y, aun así, el cuadro de Javier Aguirre, pese a su fútbol timorato y cavernario, arrancó un empate y aumentó a dos puntos su renta sobre su inmediato perseguidor, el Racing. Una pillería de Agüero y un penalti atajado a última hora por Leo Franco alargaron la incertidumbre que rodea a la escuadra del Manzanares, a la que sólo le faltó pegarse un tiro al pie y en la que el jogo bonito, en tanto acompañen los resultados, suena a rechifla o cuento de hadas.

Por suerte para el Atlético, delante estaba el Getafe, que no termina de digerir su gafe en Europa contra el Bayern y en la Copa frente al Valencia. La última vez que ganó el conjunto de Michael Laudrup fue el 16 de marzo. Desde entonces cosecha cuatro derrotas y seis empates. Unos números que no concuerdan con el juego de claqué que pregona el técnico danés, que ya no sabe cómo combatir la ansiedad que atenaza a su plantilla, que todavía no se ha asegurado la permanencia. Ayer se adelantó con una jugada de tiralíneas: el inició el contragolpe, Pablo Hernández y David Cortés lanzaron una pared y el centro del lateral lo empalmó Albín.

Ni por ésas el Getafe echó el cierre a la cita. Y eso que Camacho le dio carrete cuando paró con la mano un centro blandito de Kepa a pocos minutos del final. El pivote rojiblanco, que compartió las tareas de construcción (?) con Cléber Santana, confundió su área con una cancha de voleibol sin mayores consecuencias: De la Red chutó con miedo y Leo Franco hizo el resto. El centrocampista ya había fallado un remate de cabeza a tres palmos de la portería después de un centro desde la banda de Contra.

Por ahí, por las alas, se le fue el duelo al Atlético, muy afectado por la ausencia por lesión de Simão. Con Reyes pidiendo la jubilación, Luis García tomó la reválida con ganas, pero falto de ritmo. Aun así, el mediapunta comprado al Liverpool generó más peligro que Maxi por la otra orilla. Sus diagonales hacia los dominios de Abbondanzieri se quedaron en meras balas de fogueo. A excepción de Agüero, claro, que ayer demostró por qué es una estrella mundial

Tampoco habrían servido de gran cosa. El Atlético salió tan a la expectativa y con tan poca ambición que ya perdía al cuarto de hora. No necesitó mucho el Getafe para tomar ventaja, salvo ser fiel a sus principios ante un equipo que se apretujó en la cueva. Con los de Aguirre cada vez más atrás, Albín no apuntilló la faena de chiripa cuando envió a la cruceta un libre directo. Eso sí, él solito desquició a Pablo y Perea, y eso que no es precisamente Francescoli. Los dos centrales causan tanto desasosiego atrás que por ahí, por su defensa de plastilina, se empieza a desmoronar el Atlético cada vez que le aprietan una pizca. Incluso Manu del Moral, un goleador simplón, le puso contra las cuerdas.

Al que no le dio el tembleque fue a Agüero. El demostró que la experiencia no va con la edad cuando, poco antes del descanso, robó la cartera a Belenguer. En una acción de picaresca que recordó sus comienzos en los arrabales de Buenos Aires, el punta desequilibró al zaguero en una acción que el árbitro entendió como carga y el Getafe en pleno como falta. Belenguer voló por los aires, como Abbondanzieri, que no pudo hacer nada frente al gran puntal del Atlético, que sigue remoloneando con la Liga de Campeones gracias a la puntería de su pareja de ataque: de los 59 goles que lleva en la Liga, 29 los han facturado Forlán y Agüero. Ellos se lo guisan y ellos se lo comen. Faltos de un centro del campo creador, su actuación empieza a recordar a las tardes de solista de Fernando Torres.

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