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El Bizkaia BB se cura en Bélgica

El equipo de Vidorreta comienza con buen pie en la Eurocopa tras su mal momento en la LIga

Empezaba la Europa de verdad con un Bizkaia BB que parecía de mentira en sus asuntos ligueros. Es decir, se jugaba algo más que situarse en la clasificación de una competición en la que fue finalista la pasada campaña. Se jugaba salir de ese coma deportivo que le había acercado a un infierno que a priori no le correspondía pero que se había ganado a pulso en la Liga ACB. Y huyó de las llamas, como el zorro de las cacerías.

No era un lugar demasiado apropiado el Spiroudôme de Charleroi, una cancha caliente con el principal equipo belga, remozado y lleno de americanos polivalentes. El pasado año, el Bizkaia los liquidó en los dos partidos, pero ahora, por la aluminosis del equipo de Vidorreta y la autoestima engendrada por el Spirou, el asunto se antojaba más complicado.

SPIROU, 67; BIZKAIA BB, 80

17-19, 18-20, 14-20, 18-21

Spirou Basket Charleroi: Tabu (22), Hamilton (4), Broyles (11), Wilkinson (13), Lalic (4) —cinco inicial—; Jacobson (6), Massot (-), Matela (4) y Riddick (3).

Bizkaia Bilbao Basket: Javi Rodríguez (3), Seibutis (4), Mumbrú (13), Markota (9) y Banic (17) —cinco inicial—; Salgado (10), Paco Vázquez (3), Conley (7), Guardia (12) y Moiso (2).

Arbitros: Andrej Lovsin (ESL), Enrico Sabetta (ITA) y Joseph Bissang (FRA). Sin eliminados.

El poderío interior del Bizkaia es manifiesto, pero estaba a falta de demostración

Y el Bizkaia no falló. Sin alardes, con una aplicación intachable y una disposición razonable, fue dominando cuarto tras cuarto, sin aspavientos, sin ventajas siderales de esas que lo mismo te elevan que te adormecen hasta concluir con una victoria tranquila. La pomada de Bélgica podía picar o curar. Y curó las heridas de un equipo que podía dudar de sí mismo, que no se encontraba y que ayer ante un equipo más que peligroso fue capaz de recuperar su juego interior, a costa del desacierto en el juego exterior (todo no puede ser).

Cada partido tiene un nombre propio. Una vez más fue Marco Banic. El pívot croata volvió a demostrar su capacidad para echarse al equipo encima, aunque esta vez si encontró la colaboración general, porque hasta cuatro jugadores del Bizkaia sumaron en su casillero más de 10 puntos. Eso demuestra la labor colectiva de un equipo que por primera vez esta temporada no tuvo ningún bajón a lo largo del partido, algo que le venía hundiendo ?por desacierto, por falta de concentración? en muchos partidos.

Las pilas estaban cargadas. El poderío interior del Bizkaia BB es manifiesto, pero estaba a falta de demostración. Contar con cuatro tipos como Mumbrú, Banic, Moiso y Guardia no es un asunto menor (Markota, es otra cosa, vale para todo) Ayer se pudo comprobar, aunque exteriormente el equipo triplista de hace unos años, no tuvo su mejor día.

Dio igual. La frescura en el juego exterior del equipo belga era suficientemente contrarrestada por el juego interior de los de Vidorreta que fueron manteniendo sus ventajas y el pulso del partido, con rotaciones continuas y utilizando las distintas armas que existen en el banquillo. El Bizkaia vivía sin tranquilidad pero sin miedo. Y así, al tran tran consiguió una victoria que sería exagerado calificar de plácida, pero que tampoco puso en riesgo en ningún momento. Hoy es líder de su grupo (tras la victoria del Sparta ante el Turk (85-83), pero sobre todo se quitó algunos fantasmas que entornaban su juego en la Liga. Fue la doble victoria de un equipo muy herido.

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