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Supercopa de Europa

El Atlético se sale

El conjunto de Quique corta la ristra de títulos del Inter con dos goles de Reyes y Agüero

No hay equipo más irreverente que el Atlético, que se crece donde otros se achantan y que, después de tanto tiempo abducido, ha recuperado la autoestima y el sentido. De vuelta en el grupo de los ricos, la escuadra del Manzanares ganó su segundo título en 14 años porque fue más valiente y cometió menos fallos que el Inter, el campeonísimo que quería igualar los seis del tirón del Barcelona. El conjunto lombardo no lo hará porque anoche no estuvo a la altura de las circunstancias y mordió el polvo víctima de los goles de artista de Reyes y Agüero y de su juego de clausura pese a los aires aperturistas de Rafa Benítez.

El vencedor de la Liga, la Copa y la Supercopa italianas y de la Liga de Campeones se encerró en la caverna y, como con José Mourinho, pero sin el mismo entusiasmo, siguió jugando a la carta, reinventándose en función del rival mientras su nuevo entrenador se quedaba en las palabras. Con la responsabilidad de poder ganar el único trofeo que falta en las vitrinas de su nueva casa, Benítez se presentó en Mónaco con la idea de adelantar al grupo y llevar la voz cantante con el balón, justo lo contrario de lo que hicieron los neroazzurri, que dejaron el protagonismo a Raúl García y solo salían cuando robaba el cuero para marchar al galope al contragolpe.

Inter de Milán 0 - Atlético de Madrid 2

Inter de Milán: Julio César; Maicon, Lucio, Samuel, Chivu; Zanetti, Cambiasso; Stankovic (Pandev, m. 66), Sneijder (Coutinho, m. 77), Eto''o; y Milito.

Atlético de Madrid: De Gea; Ujfalusi, Perea, Godín, Domínguez; Reyes (Fran Mérida, m. 67), Assuncao, Raúl García, Simao (Camacho, m. 90); Forlán (Jurado, m. 82) y Kun Agüero.

Goles: 0-1, m. 62: Reyes, tras una pared con Agüero dentro del área. 0-2, m. 83: Agüero culmina un pase de Simao.

Árbitro: Massimo Busacca (Suiza). Amonestó a Simao (m. 85) y Raúl García (m. 89), por parte del Atlético, y a Samuel (m. 90), por el Inter.

Incidencias: partido de la Supercopa de Europa, disputado en el estadio Louis II de Mónaco ante unos 17.000 espectadores.

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El plan del Inter le vino de rechupete al Atlético, que ya no se alborota con el balón en los pies y sacó provecho del juego entre líneas de su plantel de centrocampistas y delanteros. Agüero y Forlán trabajaron a destajo para buscar las costuras de la última línea transalpina, muy compacta y con cuatro bigardos con alma de atletas. El que más les sacó los colores fue el Kun. Primero, con el partido en los fogones, reclamó un penalti de Chivu que no vio Busacca. La ceguera del colegiado, elegido ex profeso para hacer olvidar las polémicas del Mundial de Sudáfrica, no le desestabilizó. Al contrario, le arrimó todavía más al área, donde fabricó el gol de Reyes y aprovechó la bandeja de Simão con el Inter ya a la desesperada.

La asistencia fue el mejor premio para el extremo portugués, al que Quique Flores dio carrete unas horas después de que renunciase a su selección. Los galones del ala, que a sus 32 años ha perdido la sexta marcha que le encumbró, pudieron más que las buenas sensaciones de Fran Mérida en la pretemporada y que solo salió al final para guarecer la pelota. No fue la única sorpresa del preparador rojiblanco, que prescindió del capitán, Antonio López, indiscutible la temporada pasada porque no tenía a nadie por delante ni por detrás, y colocó a Domínguez en la izquierda de la zaga. Una decisión chocante porque el canterano se ha ganado un lugar en el centro por su apego a la táctica y pierde puntos en el costado por su lentitud de piernas. Pero la apuesta salió redonda y ni Maicon ni los mediapuntas del Inter pudieron sacar ventaja de su largo recorrido. La misma historia se repitió por la otra banda, donde Ujfalusi, el comodín que lo mismo sirve para un roto que para un descosido, secó las diagonales de Eto'o mientras Godín y Perea tiraban y daban sentido a la última línea.

La serenidad de la retaguardia madrileña minimizó la potencia de fuego interista, deprimido Sneijder. Aunque Eto'o no se muerde la lengua y ya le ha repetido de mil maneras que quiere volver a ser el capo canionieri, el punto y final del ataque, Benítez le mantuvo ligeramente por detrás de Diego Milito, a fin de cuentas nombrado el mejor delantero de la última Champions. El Príncipe pinchó en hueso y apenas compareció, perdido en la tranquilidad que aporta Godín y el maratón de Assunção detrás del balón.

El pivote brasileño se multiplicó en todas las parcelas y lo mismo rebañaba la pelota en la línea medular que repelía los remates de Milito con las piernas, una suerte por la repercusión de la cita, el esmoquin del contrario y la estrechez del estadio Louis II. Comprimido entre el mar, los palacetes y las montañas, el tapete tampoco ayudó y se les quedó corto a los dos equipos, que abusaron sin sentido de los balones en largo en el pistoletazo inicial hasta que el Atlético bajó el esférico al piso. Fue el principio del fin del Inter, que, de golpe y porrazo, se convirtió en el comparsa, en el secundario de lujo de la fiesta de Montecarlo. El primer aviso serio, con permiso de un remate lejano de Assunção y otro que bordeó el palo de Agüero, llegó de las botas de Reyes, que culminó un contragolpe con un tiro raso y seco que Julio César salvó a duras penas.

La acción hizo recular al Inter y desperezó todavía más al Atlético, que, después de jugar una hora a la ruleta, hizo saltar la banca tras una combinación maravillosa entre Agüero y el volante de Utrera, que aprovechó un hueco en la portería de Julio César y colocó a los de Quique en el camino triunfal. La puntilla llegó casi de corrido gracias al Kun, que apuntilló a un Inter que llegaba crecido, que hasta vio a su estrella Milito fallar un penalti ante De Gea y que se fue con el currículo entre las piernas, atormentado por un Atlético de vuelta a lo alto de la pirámide.

Los jugadores del Atlético de Madrid levantan la Supercopa de Europa
Los jugadores del Atlético de Madrid levantan la Supercopa de EuropaAP

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