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Un soplido en el viento

Federer vuelve a una semifinal grande tras vencer a Soderling en una noche de perros

Billie Jean King, la mujer que da nombre al edificio principal del torneo, contonea sus ancianas caderas al ritmo de la música que emiten los altavoces. Es miércoles noche en Nueva York, la campeona luce una liviana camisa azul a rayas, y hay que hacer lo que sea para combatir el frío: sopla un viento helador, sobrevuelan las servilletas la pista, y entre ese remolino de toallas cayéndose al suelo y frescos soplidos, el suizo Roger Federer se deshace 6-4, 6-4 y 7-5 del sueco Robin Soderling. Tras dos torneos grandes apeándose en cuartos, el suizo aprovechó una noche de perros para volver a unas semifinales de un torneo del Grand Slam, donde se enfrentará al serbio Novak Djokovic.

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El público asistió al encuentro con cazadoras, gorras y sudaderas. Federer, con dudas. El arranque del partido le vio enfrentarse a cuatro bolas de break. Que el suizo las neutralizara ante un pegador como Soderling habla de su estado de forma. Que el sueco no las convirtiera, de que a él afectó más que a nadie la ventolera: su golpeo plano era empujado por el gélido aliento de la noche; su lanzamiento de pelota para el saque, más elevado que el de Federer, perturbado por las condiciones de juego; y su arisco carácter, envenenado por las palabras de los remolinos, que le cuchicheaban malos consejos en las orejas. Es imposible demostrarlo, aunque el currículo del autor permite la hipótesis: al conseguir su primer break con una dejada contra el viento, quizás aprovechando intencionadamente su soplido para frenar la pelota (¿es eso posible? ¿puede tener alguien tanto toque, tanto tacto, tanta sensibilidad con la raqueta?), Federer le dio a Soderling una razón más para odiar las circunstancias de la noche.

Allí se acabó el partido. El resto, con la excepción del break recuperado por el sueco en la segunda manga, o del 5-3 en contra de la tercera, fue recorrer un camino conocido: el que lleva al suizo a la victoria, con sus picos (magníficos) y sus valles (que los hubo), momentos de debilidad que solo saben aprovechar unos pocos.

"Fueron unas condiciones muy duras para jugar", reconoció el número dos, con el cuello de la sudadera tapando su garganta. ¿Cómo consiguió sacar entre tanto viento? "He practicado mucho durante mi carrera. Si no sé sacar con viento...a mi pueden levantarme a las 2 o a las 4 de la mañana y ponerme a sacar", cerró el suizo. Soderling había jugado entre un huracán. Federer, es la técnica de los campeones, entre una brisa, abrazando las circunstancias, igual que si fuera un soplido más en el viento.

Federer, a la finalización del partido.
Federer, a la finalización del partido.AFP

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