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Otra paliza y la vida sigue igual

El Regal Barcelona arrolla al acomplejado Madrid de Messina (95-75) y lo desbanca del liderato

Se suceden los partidos, las competiciones; cambian los equipos, las circunstancias, los estados anímicos, pero no hay manera de que el Madrid se sitúe a la altura que exige su antagonista en la eterna película del clásico. Todo lo contrario le sucede al Barcelona. Si había un duelo en el que compareciera sin su habitual velocidad de crucero, con una necesidad perentoria de ajustar piezas y revertir un primer tramo competitivo en que el Madrid se alzó con el liderato, era el partido que despidió el 2010. Ni por esas. Todo lo presenciado desprendió una sensación de <deja vu: la abismal diferencia en la intensidad y el ritmo, la incomparable fluidez de los esquemas tácticos del Barça, el desplome anímico del Madrid hasta el punto de protagonizar algunas acciones fuera de lugar, impropias de un equipo de su nivel.

Si realmente existió alguna duda, el Barça la disipó con la misma receta con la que ha exhibido una fantástica línea de juego de la mano de Xavi Pascual, en dos años en los que el Madrid no es capaz de reordenarse por más vueltas que le da Messina. Son ya diez victorias azulgrana en sus últimos 11 duelos y esta vez, además, volvió a reducir a las cenizas a su rival, como en las últimas finales de la Copa y la Supercopa.

REGAL BARCELONA 95 - REAL MADRID, 75

REGAL BARCELONA: Rubio (2), Navarro (14), Grimau (13), Lorbek (13), Perovic (8); Sada (6), Lakovic (17), Vázquez (8), Inglés (0), Anderson (0), Morris (12) y Ndong (2).

REAL MADRID: Prigioni (0), Llull (10), Suárez (3), Reyes (11), Fischer (11); Tomic (8), Velickovic (6), Garbajosa (0), Tucker (13), Rodríguez (13) y Mirotic (0).

Parciales: 28-15, 21-19, 25-21 y 21-20.

Árbitros: Hierrezuelo, Conde y Peruga. Eliminaron por cinco faltas personales a Anderson (min.38) y a Grimau (min.38).

Palau Blaugrana. 7.411 espectadores.

El Madrid quedó retratado en dos minutos. En un abrir y cerrar de ojos, el Barça, muy puesto en el rebote, con una transición fulgurante y mucha chispa en su juego, puso tierra de por medio (13-3). Messina tuvo que pedir un tiempo y relevar a Suárez, en evidencia tras dos pérdidas de balón, y a Felipe Reyes, igualmente fuera de foco al cometer dos faltas personales. El Barcelona alcanzó la canasta del Madrid por todos los medios: contraataque, penetraciones, triples o aproximaciones que acababan de rematar sus pívots, especialmente inspirados Lorbek y Vázquez. El Madrid no encontró manera no ya de frenar la avalancha sino ni siquiera de agarrarse al partido. Algún triple de Tucker, alguna acción con ventaja de Suárez o Velickovic en el poste bajo, muy poquita cosa.

Las diferencias fueron haciéndose abismales (22-5, 33-15, 55-35 y 83-57) a medida que los triples y penetraciones de un inspirado Lackovic y la picardía, velocidad y agresividad de Ricky, Grimau, Sada y Navarro destrozaron a un Madrid sin respuestas. Navarro sufrió un topetazo en la nariz con Ricky en el tercer cuarto y apenas volvió a aparecer. No lo necesitó el Barça, que no notó los seis triples fallados por su estrella ni la desubicación y las faltas de sus dos últimas incorporaciones, Ingles y el debutante Anderson.

El inicio del segundo tiempo fue definitivo. Se repitió el arranque de partido y Messina tuvo que pedir otro tiempo tras solo dos minutos y relevar a dos jugadores. Se puede hablar de Prigioni, de Tomic, de Suárez, de Velickovic, de Garbajosa, de Mirotic, pero el naufragio del Madrid fue colectivo. Hay pocas maneras más de quedar en evidencia. El Barça desbancó del liderato a su rival y lo suspendió en su asignatura pendiente, la de mostrarse competitivo ante los grandes, en un clásico. La vida sigue igual.

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