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BALONMANO | MUNDIAL

Francia se muestra intratable

Los grandes favoritos derrotan a Suecia (29-26)

La supremacía de la selección de Francia en el contexto del balonmano internacional es incuestionable. En los últimos años, solo España ha conseguido empatarle -tres veces seguidas-, pero nadie ha podido frenar su escalada hacia la cumbre de este deporte. Francia es el único equipo del mundo que ha logrado ganar de forma consecutiva las tres grandes coronas: JJOO de Pekín 2008, Mundial de Croacia 2009 y Europeo de Austria 2010. Y hoy, al entrar con todos los méritos en su cuarta final seguida, superando a Suecia con holgura, a pesar de enfrentarse a 12.000 espectadores entregados con su equipo. Su rival saldrá del partido entre España y Dinamarca que se inicia a las 20.30 en Kristianstad.

Francia 29-26 Suecia

29 - Francia: Omeyer; Abalo (2), Barachet (2), Bertrand Gille (8), Dinart (-), Karabatic (3) y Guigou (8, 2p) -equipo inicial- Karaboue (ps), Joli (1p), Fernandez (2), Accambray (3), Junillon (-), Honrubia (-), Bingo (-) y Sorhaindo (-).

26 - Suecia: Sjostrand; Ekberg (3, 1p), Carlen (5), Doder (3), Larholm (2), Kallman (6) y Arrheinius (2) -equipo inicial- Andersson (ps), Gustafsson (-), Jakobsson (-), Jernemyr (-), Lennartsson (-), Karlsson (-), Larsson (-), Petersen (-) y Ekdahl du Rietz (5).

Marcador cada cinco minutos: 2-3, 4-4, 7-5, 10-7, 11-10 y 15-12 (Descanso) 18-13, 20-16, 24-17, 25-20, 25-22 y 29-26 (Final)

Árbitros: Geipel y Helbig (Alemania). Excluyeron por dos minutos a Bertrand Gille, Karabatic, Fernandez y Barachet por Francia; y a Karlsson, Kallman, Carlen y Ekdahl du Rietz por Suecia.

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España encuentra su límite

Francia camina firme en este Mundial de Suecia. Pero eso es algo que nadie cuestionaba. Desde el principio se enfatizaba en el hecho de que Francia estaba un peldaño por encima de las demás selecciones. Y eso es exactamente lo que se está demostrando. Llevan el aval de haber ganado los últimos tres títulos, pero también de haber disputado las semifinales de las grandes competiciones en los últimos siete años. En realidad, el equipo francés explotó en 1992, con el Bronce en los JJOO de Barcelona, y desde entonces ha jugado siete finales y solo ha perdido una: la del Mundial de Suecia de 1993, donde cayó ante Rusia.

¿Un presagio? Tal vez. Pero esta tarde ante Suecia, Francia se ha mostrado como el gran equipo que es y ha llegado a alcanzar una ventaja de siete goles sobre los suecos (24-17, a los 15 minutos de la segunda parte). El partido había empezado con ciertos titubeos defensivos de Francia y con una igualdad que pocos habían imaginado. Pero mientras Suecia estaba jugando en sus límites, parecía claro que a los franceses les quedaba aún mucho recorrido. Y así se demostró, a partir del momento en que Dinart volvió al centro de la defensa y cada cual fue encontrando su posición. Entonces la distancia entre los dos equipos comenzó a crecer.

Francia contaba con su portero, Omeyer, que realizó al menos 15 paradas de mérito permitiendo a los suyos irse en el marcador y destruyendo la confianza de los lanzadores rivales. Arriesgaron Carlen, Doder, Larholm y Du Rietz, la sorpresa del partido, y lograron traspasar la barrera francesa con sus lanzamientos. Pero eso no les bastó para contrarrestar la abanlancha de buen juego desplegado por Francia, basada esta vez en los contraataques de Guigou y las acciones del pivote Bertrand Gille, que cerraron sus cuentas con ocho goles cada uno. Como siempre, allí estaba Karabatic, Barachet, Fernandez y Accambray para obligar a abrirse a la defensa sueca y para certificar el potencial francés.

El rumbo del partido sólo pudo cambiar cuando, viendo la semifinal perdida, Stafan Olsson, el entrenador sueco, planteó una defensa en 5-1 tal como hiciera España para remontar seis goles ante Francia. También esta vez, los atacantes galos se atropellaron, perdieron balones y ofrecieron la posibilidad de un acercamiento impensable hasta dos goles (25-23). Pero después, Onesta puso cordura, pidió calma y reordenó al equipo. Francia recuperó el tono y ganó con holgura.

El jugador francés Karabatic celebra un gol ante Suecia
El jugador francés Karabatic celebra un gol ante SueciaEFE

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