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Un empate y a otra cosa

El Espanyol y el Hércules se conforman con unas tablas que les sirve de poco

Pochettino y Djukic podrían haber compuesto hace una década una de las pareja de centrales más compensadas de la Liga. Uno, dispuesto al contacto físico y caliente. El otro, frío y buscando dar salida al balón. Que los equipos son un reflejo del carácter de sus entrenadores es un axioma que no debería ser de obligada aplicación. Tal es el caso de un Hércules, que, aun entrenado por Djukic, necesita partidos calientes para meterse hasta los fogones a cocinar la victoria. Por su parte, el Espanyol sigue instalado en la tibieza.

Tan superior fue tácticamente el Espanyol que llegó a adornarse en la primera mitad. En una jugada por la banda, Galán sirvió un balón a Osvaldo, aunque su espléndido remate de espuela lo sacó la manopla de Calatayud. Esta acción acabó siendo una espoleta para el partido, que se avivó. Repitió en el área contraria Kiko para servir a Portillo la posibilidad de provocar el lucimiento de Kameni, en liza con su homólogo herculano. Ese lance y un par de decisiones arbitrales que la hinchada local entendió contrarias (dos penaltis reclamados sobre Valdez y Drenthe), descubrió que llevar la contraria al carácter del técnico puede ser también un recurso en la coyuntura herculana, todo un ejemplo del espíritu de la contradicción que por allí gravita. Por un lado está ávida de ganar con reaños épicos; por el otro, tiene la necesidad de mantener la cabeza fría.

Hércules, 0-Espanyol, 0

0 - Hércules: Calatayud; Cortés, Abraham Paz, Juanra, Peña, Kiko (Sendoa, m.80), Abel Aguilar, Tiago Gomes, Drenthe, Valdez y Portillo (Trezeguet, m.71).

0 - Espanyol: Kameni; Galán, Amat, Rodríguez, Chica, Callejón (Alvaro, m.90+), Verdú (Isaías, m.68), Javi López, Luis García (Rui Fonte, m.86), Iván Alonso y Osvaldo.

Árbitro: Iglesias Villanueva (Colegio Gallego). Amonestó a Drenthe, Abel Aguilar, David Cortés, por el Hércules; y a Rodríguez e Isaías, del Espanyol.

Incidencias: partido correspondiente a la jornada 31 de Liga en Primera División, disputado en el estadio Rico Pérez de Alicante ante unos 20.000 espectadores. EFE

La movilidad de Vedú y el empuje de la zaga españolista, que obliga a los delanteros a ir hacia arriba, no tuvieron el adobo que marca la diferencia: la clarividencia frente a la portería rival. Tal vez por eso, el Español transmite la sensación de haber cumplido ya con lo que se le podía exigir al inicio del curso. Solo faltaba que entre traspasos y lesiones de jugadores como Sergio García o Márquez empezara a cojear en el área enemiga, lo que ha traído como consecuencia que solo haya sumado 10 puntos en 12 partidos.

Nada cambió tras el descanso, a pesar de que el calor empezó a pasar factura. Aunque el partido se fue abriendo, los espacios multiplicando y las posibilidades de contragolpear removieron la disciplina táctica, se impuso la rigidez del dibujo táctico. En una de las suyas, Drenthe puso el balón en la cabeza de Valdez, pero su impecable remate se estrelló en el larguero, así que era cuestión de esperar a los cambios. Ni por esas. Trezeguet, recién llegado, no aportó, Djukic no quiso ni agotar las sustituciones y las de Pochettino tuvieron un mensaje claro: mantener un resultado que no benefició a ninguno de los dos equipos.

MANUEL LORENZO (EFE)
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