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Ferrer vuelve a ser Ferrer

El alicantino remonta a Melzer, su verdugo en Roland Garros 2010, y jugará la final de Montecarlo contra el ganador del Nadal-Murray

Fue una victoria con doble significado: David Ferrer ganó al austriaco Jurgen Melzer por 6-3 y 6-2 en semifinales de Montecarlo. Eso no solo le clasificó para la final del torneo, que disputará mañana contra el vencedor del Rafael Nadal-Andy Murray, sino que también le permitió firmar una pequeña venganza. Hace un año, tras protagonizar una brillantísima gira de tierra (semifinales en Montecarlo, Barcelona y Madrid; final en Roma), el alicantino se cruzó con el austriaco en Roland Garros. El hoy número seis soñaba con un gran resultado en el torneo parisino. Perdió en tercera ronda y ante Melzer. Luego, se puso delante de los periodistas, y dijo: "¿Queréis un titular? No tengo la mentalidad ni aguanto la presión para ser el de 2007".

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Pero sí, Ferrer sí que juega como en 2007, cuando llegó a ser el número cuatro del mundo, y, además, ha añadido a su juego aristas que entonces le eran desconocidas. El Ferrer de hoy cambia el ritmo con el cortado, y aunque sigue siendo alérgico al revés paralelo, mantiene la consistencia que ha sido siempre su sello. Su derecha tiene el peso de los castigos. Su saque, un punto más de la velocidad que entonces le faltaba. El partido ante Melzer fue el mejor ejemplo. Empezó 3-1 abajo, huérfano de ritmo, horrible al servicio (tres dobles faltas), sin predicamento en el encuentro. En un visto y no visto, cambió el partido, se llevó el parcial, y con él, el partido: ganó 18 de los últimos 22 puntos de esa primera manga y le propinó un 5-0 a su contrario.

De que el número seis no se conforma con el resultado dan cuenta sus gritos. "En increíble. ¡Increíble!", chillaba ante un fallo, ya en la segunda manga, ya con el marcador de cara. El número seis ganó al número nueve. Busca su primer título en un masters 1000, conseguidas ya las 100 victorias en los torneos de la categoría. Juega con consistencia y tiene armas. Melzer embistió de inicio, y Ferrer le frenó igual que el torero para las acometidas del toro: con temple, arte y fiereza.

David Ferrer celebra su victoria en las semifinales de Montecarlo.
David Ferrer celebra su victoria en las semifinales de Montecarlo.LIONEL CIRONNEAU (AP)

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