"Generoso con los amigos, despiadado con los rivales"

Ante la evidente supremacía demostrada por Alberto Contador en la consecución de su segundo Giro, a la prensa italiana, la misma que dudó de su estado de forma antes de que arrancara su carrusel de exhibiciones en la ronda, no le ha quedado más remedio que rendirse a sus encantos. "A sus pies" y "Contador, el tirano humano que llora al conseguir un Giro más", son algunos de los titulares con los que los diarios transalpinos ensalzan hoy la figura del español. No dudan, tampoco, a la hora de colocarle junto a los más grandes ciclistas de la historia (solo seis han ganado más grandes vueltas que él).

Uno de los aspectos en los que más inciden los diarios es en que Contador ha podido sumar victorias que ha cedido a otros corredores por uno motivos u otros. "Ha dejado que ganaran Igor Anton y Mikel Nieve, españoles como él, y ha empujado al éxito en Macugnaga a su amigo siciliano Paolo Tiralongo. Ha sido un jefe del Giro generoso con sus amigos y fríamente despiadado con sus rivales italianos", indica el Corriere dello Sport. "Si hubiese querido, Alberto habría ganado al menos tres etapas más: Grössglockner, Zoncolan y Macugnaga", añade la Gazzetta dello Sport, que le describe como "rey absoluto del ciclismo mundial" por ganar la edición más dura de la historia del Giro. Opina, además, que su victoria estaba garantizada desde su exitosa coronación del Etna, en la novena etapa.

También un diario generalista como La Repubblica alaba a Contador, al que define como "extraño, enorme, tímido y orgulloso". "Ha ganado solo dos veces", refleja; "pero es como si hubiese estado a la cabeza siempre. No ha buscado conseguir un día legendario, ni siquiera ha tenido necesidad de hacerlo".

El fallo de la organización, que hizo sonar el himno español con la letra preconstitucional cuando el de Pinto subió al podio, también es protagonista. Lo definen los diarios como "clamorosa metedura de pata". El Corriere dello Sport incluso se permite ironizar al respecto en uno de sus titulares, jugando con la superioridad del propio ciclista: "Contador, ¡qué dictador!".