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Jason Terry y sus manías

El escolta, segundo máximo anotador de Dallas, duerme con un calzón de Payton y se tatuó al inicio del curso el trofeo de la NBA

Jason Jet Terry (Seattle, EEUU; 1977) reconoce que es un hombre supersticioso. Tal vez por eso, antes de comenzar la temporada, decidió tatuarse en el bíceps de su brazo derecho el trofeo Larry O'Brien, el de la NBA. Sin embargo, ha prometido borrárselo si no gana este año el anillo. Para no tener que pasar por este doloroso proceso, el escolta de Dallas deberá vencer un partido más ante los Heat, contra los que se enfrenta por sexta vez esta madrugada (02.00, Canal+ y Canal+ Deportes), en una final que vencen los Dallas por 3 a 2. Esta es, sin embargo, una de las muchas manías de Terry.

Pese a partir siempre desde el banquillo, su importancia es más o menos como la de un titular; solo así se entiende que sea el segundo máximo anotador del equipo en las finales (16,2 puntos por encuentro, un promedio ligeramente superior a los 15,8 de la fase regular). "Sabe que le necesitamos en el último cuarto para cerrar los partidos", asegura Dirk Nowitzki, el líder de Dallas, que es consciente de que con su única aportación no le alcanza a los Mavs. Necesitan al número 31. "Es mi trabajo. Desde que soy un Maverick, he sido el hombre del que han dependido en el último cuarto para realizar jugadas y tiros", asume con orgullo Terry. Aunque en la realidad Nowitzki sea la primera opción en el tramo final de los partidos -en los que está teniendo un acierto enorme; metió la canasta decisiva en el segundo y el cuarto duelo-, el concurso de Terry ha sido fundamental, asumiendo muchos de los ataques. De hecho, en los dos partidos que Dallas ha perdido en la final, Jet no anotó ningún punto en el último acto ante la asfixiante presencia de LeBron James, ganándose la bronca del ala-pívot. "Veremos si puede defenderme así durante siete partidos", respondió desafiante Terry.

Azuzado por las palabras del alemán, Jet mostró su cara más letal durante la victoria tejana en el quinto partido de la serie, anotando dos triples decisivos en los últimos minutos, con los que logró 21 puntos. Un tino desde la larga distancia que ha mostrado durante el resto de las eliminatorias, especialmente ante los Lakers, contra los que igualó el récord histórico de triples en un partido de playoffs, con una prodigiosa serie de nueve en 10 intentos.

Pero los presagios para el partido de esta noche no favorecen al supersticioso escolta. Terry tuvo un día aciago en el sexto y a la postre último choque de la final que Miami le ganó a Dallas en 2006, con un pobre siete de 25 en tiros de campo y solo dos triples en 11 lanzamientos. Sin embargo, Jet no se fue de vacío de aquella derrota, ya que se quedó como recuerdo los pantalones de juego de uno de los bases rivales, Gary Payton. Ahora, duerme con ellos la noche antes de cada partido de la final. Una manía que suele extender al resto de rivales durante el año, lo que le ha hecho acumular pantalones de casi todos los equipos, según ha reconocido. Hoy, si permanece fiel a su tradición, comerá tortellini con pollo a la barbacoa y beberá un vaso de agua y otro de zumo de arándanos. Cualquier cosa con tal de conseguir el ansiado anillo, que nunca ha ganado tras 12 años en la Liga.

El jugador Jason Terry de los Mavericks de Dallas celebra la victoria ante los Heat de Miami en el quinto partido de la final de la NBA.
El jugador Jason Terry de los Mavericks de Dallas celebra la victoria ante los Heat de Miami en el quinto partido de la final de la NBA.JOHN G. MABANGLO (EFE)

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