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El guerrero que no se rinde

Sergio Sánchez, al que un problema cardiaco le alejó del césped durante más de un año, llega al Málaga tras su paso por Sevilla

El 30 de diciembre de 2009 quedará grabado para siempre en la memoria de Sergio Sánchez (Mataró, Barcelona; 1986). Aquel día, los médicos del Sevilla le comunicaron que nunca más podría jugar al fútbol, su gran pasión, por una dolencia cardiaca que oprimía su corazón y ponía en riesgo su vida si seguía sobre el tapete de juego. "Me quedé helado", confiesa Bartolomé Tintín Márquez, que tuteló al jugador en su etapa juvenil y posteriormente en el primer equipo del Espanyol; "me llamaron y me dijeron que Sergio no estaba bien. Fue un mazazo. Le conozco desde que era un crío".

"Me chocó", añade Miguel Ángel Lotina, que le hizo debutar con el club blanquiazul; "es muy fuerte, tiene un físico poderoso... Pero ya se sabe, este tipo de cosas no avisan". Pocos como ellos conocen al lateral, cuya progresión fue frenada en seco por una alteración coronaria localizada a tiempo por los galenos del Sevilla, donde desembarcó tras su explosión en Montjüic. "Hablé con él un par de veces y me impresionó lo que había cambiado", explica Lotina, que subraya la singularidad del jugador; "le costaba salir de sí mismo, le faltaba madurez".

"Era un chico especial, muy introvertido", ahonda Márquez, que ensalza la entereza del futbolista, intervenido a corazón abierto en Hamburgo, para no arrojar la toalla; "es muy fuerte psicológicamente. Lo aceptó, fue valiente y supo sobreponerse. Otro se hubiera rendido". Sergio no lo hizo. Apoyado en su familia, se levantó, y una nueva llamada del doctor Juan Ribas le abrió el cielo. "Antes de entrar en el quirófano pensé en mí, pero cuando salí recordé a Jarque y Antonio Puerta", relataba después de regresar al césped, frente al Villarreal, tras un año y 30 días de parón e incertidumbre.

No logró en el Pizjuán la regularidad ni el vuelo que había exhibido previamente en el Espanyol (33 partidos y 3 goles en su último año), el Castilla (20) y el Racing (21). En su primer año, a las órdenes de Manolo Jiménez, solo pudo disputar 12 encuentros, y después de pasar por las manos del doctor Sievers en Alemania, solo fue alineado en siete ocasiones por Gregorio Manzano. Pese a todo, en Málaga ven en él un comodín de campanillas para su defensa. "Es ágil y se mueve bien en espacios cortos, pero su mayor virtud es, tal vez, su contundencia en el marcaje. Es un guerrero", radiografía Lotina.

La versatilidad es otro de los factores que pueden jugar a su favor en La Rosaleda. "Se supo reciclar. Desde pequeño jugaba de central, pero cuando cogimos el equipo, vendieron a Zabaleta un viernes y tuvimos que inventarnos una solución para el día siguiente", recuerda Márquez, que alberga pocas dudas; "si hace las cosas como sabe, se terminará haciendo un hueco". Para ello, deberá bregar con defensas experimentados como Demichelis y Mathijsen. Una faena menor si se compara con el quirófano.

Sergio Sánchez.
Sergio Sánchez.ALEJANDRO RUESGA

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