El Inter naufraga y Gasperini se tambalea

El Novara, recién ascendido a la Serie A después de 55 años de ausencia, es el equipo que dio otro golpe, quizás el definitivo, a la aventura de Gian Piero Gasperini en el banquillo del Inter. El equipo piamontés ganó 3-1 en la cuarta jornada de la Liga italiana (hoy y mañana se jugarán los demás encuentros) impartiendo una lección de fútbol a sus rivales; dominó durante los 90 minutos y tuvo en el japonés Morimoto a la estrella del duelo; el ex del Catania desquició a los defensas nerazzurri, provocó el penalti del 2-0 -y la consecuente expulsión de Ranocchia- y construyó la jugada del tercer tanto. Toda una sensación frente a la evanescencia de los flamantes fichajes del conjunto milanés, Diego Forlán y Mauro Zárate. Durante las próximas horas se sabrá si Moratti decidirá sustituir al técnico que tomó las riendas del equipo de Milán este verano, lo que parece la solución más probable. "¿Gasperini tiene el equipo controlado? No me lo ha parecido. Dejemos pasar la noche y decidiremos", fueron las lacónicas palabras del presidente del Inter. El expreparador del Génova ha perdido cuatro de los cinco partidos oficiales disputados hasta la fecha; empezó cediendo la Supercopa italiana al Milan (1-2), se estrenó en la Liga naufragando en Palermo (4-3), fue derrotado (0-1) en el debut en la Champions en casa ante el Trabzonspor, turco, y hoy ha vuelto a agachar la cabeza ante un rival modesto después de salvar, el pasado sábado, un punto (0-0) ante el Roma de Luis Enrique, otro equipo en plena crisis de resultados.

En el caso de que Gasperini fuera destituido, Moratti tendría que buscar el cuarto técnico en algo más de un año. La despedida de José Mourinho, que se fue de Milán rumbo a Madrid nada más conquistar el triplete en 2010, -Scudetto, Copa y Champions- aún no ha sido metabolizada por un club cuyo banquillo se ha convertido en una de las plazas más incómodas para los técnicos. Rafa Benítez fue el primero a enfrentarse con la herencia dejada por el técnico portugués y abandonó el barco cuatro meses después. Dejó en la vitrina interista la Supercopa de Italia y la Copa Intercontinental, pero un mal arranque en la Liga le condenó. Después del preparador madrileño llegó Leonardo, que protagonizó una gran remontada en la Serie A -llegó a recortar once puntos al Milan, su exequipo y, a la postre, campeón- y consiguió alcanzar los cuartos de final de la Liga de los Campeones, pero el equipo se derrumbó en el momento crucial de la temporada. Perdió claramente (0-3) el decisivo derbi ante los rossoneri y en la máxima competición continental fue apeado por el Schalke de Raúl tras una paliza memorable en San Siro (2-5) y otra derrota (2-1) en Alemania. De poco sirvió la Copa de Italia ganada ante el Palermo, un trofeo que solo maquilló una temporada decepcionante tras las cimas alcanzadas con Mourinho.

En verano Moratti optó por otro cambio en el banquillo. Mientras Leonardo volaba a París para unirse, come director deportivo, al proyecto millonario del Paris Saint Germain impulsado por un fondo de inversión catarí, Moratti contactó antes con Bielsa, que finalmente prefirió al Athletic, y después con Villas-Boas, que escogió, sin embargo, la oferta del Chelsea. Después de los nombres que se habían barajado, la elección de Gasperini fue algo insólita. El técnico cuenta como mayor logro de su carrera ascender al Génova a la Serie A (2007) y clasificarlo para la Liga Europa (2009). En el momento de fichar por el Inter se encontraba sin equipo, tras ser destituido del Génova al comienzo de la temporada pasada por sumar solo 11 puntos en 10 partidos. Este año, con uno en tres, su recorrido puede ser incluso más breve. Dos viejos conocidos del fútbol español, Claudio Ranieri y Luis Figo, son las alternativas más probables que baraja Moratti, según la prensa italiana.