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Todo por estar en Chapín

Nada más romperse la clavícula, Bermejo, delantero del Celta, le 'exigió' al médico que le pusiera a punto para el partido ante su exequipo, el Xerez

Lo primero que hizo después de romperse la clavícula en la segunda jornada de la Liga fue mirar el calendario. El médico le había confirmado que tenía una fractura y que estaría de baja entre cuatro y seis semanas. Pero a la quinta, el Celta, su equipo, debía visitar al Xerez, y Mario Bermejo (Santander; 1978) lo tuvo claro. "Le dije al doctor que tenía que estar como fuera", cuenta aliviado ahora, cuando sabe que podrá jugar "el partido más especial del año", en el que fue su feudo durante los tres últimos cursos. Aunque vista otra camiseta, todo indica que Chapín le recibirá con los brazos abiertos (Domingo 20.00; C+). No en vano, fue uno de los héroes del único ascenso a Primera del Xerez, al que contribuyó con 12 dianas.

Bermejo llegó a Jerez en 2008. Se quedó tres años -"Seguramente, los tres mejores de mi carrera", relata-, y se habría quedado más si la economía del equipo andaluz no le hubiera impedido hacerle una mejor oferta de renovación. Tres años son palabras mayores para alguien que en los 11 anteriores había jugado en 11 equipos, recorriendo incansable en busca de porterías que perforar la geografía y las categorías del fútbol español. "Unas veces por decisión mía, otras por decisión de los clubes... El camino me ha llevado a cambiar sin parar", cuenta. Un camino que comenzó a andar hace más de tres lustros, cuando Vicente Miera le hizo debutar con 16 años en Primera con el Racing, al que su abuelo le llevaba a ver de niño a los antiguos Campos de Sport de El Sardinero.

Desde entonces, aquel chaval que jugaba al fútbol con una pelota de tenis en el pasillo de casa tuvo mucho tiempo para conocer las dos caras del fútbol. La triste, que se le mostró cuando descubrió que era más fácil llegar que mantenerse, cuando dejó atrás por primera vez a su familia y cada vez que sufrió un descenso. Y la amable, que vio cuando jugó la UEFA con el Athletic, cuando llegó a la final de Copa con el Recreativo y siempre que vivió un ascenso. En su ruta, dejó un buen puñado de goles. "Al principio quería comerme el mundo a toda prisa, estar en el mejor equipo y ganar mucho dinero", rememora; "ahora veo las cosas con más tranquilidad. Todas esas experiencias te dan la madurez. Haber hecho todo eso y tener la sensación de que aún quieres más es muy bonito. Sigo con el mismo entusiasmo por cumplir los retos".

A sus 33 años, Bermejo es bien conocido en una categoría en la que además de haber vivido dos ascensos -Almería y Xerez-, fue pichichi en 2005, cuando marcó 27 tantos para el Racing de Ferrol. Su fichaje por el Celta le convirtió en trending topic en la red social Twitter y él agradeció el cariño con un rendimiento ejemplar. Cada vez que ha jugado, el equipo ha ganado. Sin él, los vigueses han sumado una victoria en cinco encuentros. Aunque afirma con humildad que no los habrían ganado todos de haber estado él, reconoce que hay variantes ofensivas que nadie más ofrece: "Tenemos jugadores rápidos, con calidad, pero quizás soy el único delantero centro nato, de pelea y de aguantar balones". En Chapín, el Celta volverá a verse alumbrado por su faro en ataque. Y aunque su amigo Chema, meta del Xerez, le mandó un mensaje esta semana pidiéndole en broma que estuviera "tranquilo", Bermejo lo tiene claro: "Viviré momentos muy bonitos antes y después del partido, pero durante el choque iré a ganar". Si marca, eso sí, no lo celebrará.

Mario Bermejo, durante un entrenamiento con el Celta.
Mario Bermejo, durante un entrenamiento con el Celta.DIARIO AS

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