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Reyes y Rudy, más que suficiente

El capitán blanco, secundado por los destellos del escolta, lidera la contundente victoria del Madrid (76-100) en Charleroi

El Madrid arrancó su camino en la Euroliga con la disposición del estudiante aplicado. Luciendo sus nuevos recursos y presumiendo de los clasicos. Vencían los blancos por 21 puntos a falta de dos minutos y sobre la pista de Charleroi Felipe Reyes peleaba con denuedo por un rebote ofensivo. Fue el ejemplo de la actitud de un grupo sobrado de aptitud que firmó un partido tan redondo como los 100 puntos de su casillero.

El capitán blanco firmó 19 puntos y 9 rebotes para un 25 de valoración. Los mismos puntos que Rudy Fernández que, a destellos, desplegó lo más granado de su repertorio.

Tras una secuencia de tiros erráticos, pérdidas de balón y movimientos desacompasados, el Madrid comenzó a tomar medidas al aro belga de la mano de Ante Tomic. Ni Shengelia ni Beghin lograban contener al tallo croata que se convirtió en la primera veta fructífera para los madridistas por talento y por centímetros.

CHARLEROI, 76-MADRID, 100

Spirou Charleroi (16+21+18+21): Welsch (4), Mallet (27), Hamilton

(9), Beghin (9) y Shengelia (11) -quinteto inicial-, Oveneke (2), Hill (3), Green (3) y Riddick (8)

Real Madrid (23+22+26+29): Llull (7), Carlos Suárez (9), Rudy (19), Velickovic (0) y Tomic (9) -quinteto inicial- Reyes (19), Sergio Rodríguez (2), Pocius (8), Mirotic (9), Begic (4), Carroll (14) y Sanz (0).

Árbitros: Ankarali (TUR), Lottermoser (GER) y Laurinavicius (LTU).

Incidencias: Primera jornada de la Euroliga. Partido correspondiente al Grupo C, disputado en el Spiroudome, de Charleroi ante 5.000 personas.

Dominada la pintura, los de Pablo Laso diversificaron su producción anotadora presumiendo de su excelso catálogo en el perímetro. Rudy Fernández, con siete puntos en el primer cuarto, regresaba a la competición, cinco años después de su única participación con el Joventut, con mucho ímpetu y la muñeca caliente. Al buen tino del escolta mallorquín se unieron Suárez, Mirotic y Carroll, que probaron con éxito desde la línea de 6,75 y fueron estirando la cuerda hasta la frontera de los diez puntos de ventaja (18-28 a 9m29s para el descanso).

El técnico local, Giovanni Bozzi, intentó recomponer su pizarra y agitar el banquillo. Recurrió al veterano Andre Riddick, de 38 años, más como fetiche que por convicción. El año pasado, el pívot estadounidense se comió a las torres blancas con 8 puntos, 8 rebotes y 4 tapones para un 21 de valoración, pero esta vez no funcionó. El que se metió en faena con tanta firmeza como acierto fue Felipe Reyes que con 12 puntos en el segundo cuarto estiró la diferencia hasta los 14 puntos (25-39) mediado el segundo cuarto. Al descanso, los blancos dominaban el rebote (11-16), doblaban al conjunto belga en el capítulo de asistencias (5-10) y sumaban 45 puntos. Casi tantos como al término del partido que hace un año enfrentó en esta misma pista a ambos equipos.

Aquel día el Madrid cayó 67-49 con un pésimo porcentaje de 17 canastas de 70 intentos en tiros de campo. Concienciados de la necesidad de no repetir el borrón, los madridistas dinamizaron su juego, apretaron los dientes en defensa y buscaron correr en ataque. Pero no acababan de sujetar el impulso de Mallet y Hamilton que tirando de su fibroso repertorio sostenían al descanso al cuadro belga a una distancia accesible (37-45). Laso pedía paciencia en cada tiempo muerto. "Cada pase extra que damos es una canasta a favor", explicaba el técnico blanco que, consciente del potencial de su equipo cuando el partido se embala, busca reafirmar conceptos en el ataque estático y prolongar los minutos de consistencia de los suyos sobre el parquet.

Al regreso de los vestuarios, el guion permanecía inalterable. La diferencia a favor de los visitantes rondaba los 10 puntos. Cuando superaba esa barrera, el Madrid ofrecía la sensación de estar en disposición de romper el choque. Cuando los belgas reducían la ventaja, los blancos titubeaban hasta dudar de su cuajo. La indefinición se prolongó durante unos minutos. Justo el tiempo que tardó Felipe Reyes en apuntarse su enésima medalla del mérito al trabajo. La intensidad y abnegación del capitán blanco selló en el marcador la distancia real que separa a ambos equipos en la pista. Los destellos que aportaban Rudy Fernández y Jaycee Carroll en sus apariciones episódicas redondearon el triunfo y desataron la fiesta. Mallet se montó la suya particular y en un insustancial yo me lo guiso y yo me lo como encumbró su estadística particular hasta los 27 puntos.

Rudy Fernández, en un momento del partido.
Rudy Fernández, en un momento del partido.EFE

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