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Sin riesgo no hay goles

La flamante selección de Cruyff no puede con un rival especialmente competitivo (0-0)

Ni desde la ortodoxia, ni tampoco cuando recurrió al arrebato, pudo Catalunya doblegar a Túnez. El partido fue disperso a veces, intenso en otras, suficiente para entretener a un público festivo y reivindicativo. La tensión competitiva de los tunecinos, que se preparan para la Copa África, contrarrestó la buena declaración de intenciones de los catalanes, animados por el gas sentimental de una grada con 36.000 espectadores.

Al maestro Cruyff le costó poner en funcionamiento a Catalunya. Aunque en la formación figuraban hasta cinco campeones del mundo, no valía la referencia del Barça. El triángulo Xavi-Busquets-Cesc fomentaba la esperanza de contemplar un excelente partido. El problema es que a los medios les costó mezclar con los zagueros y conectar con los delanteros. Hasta Valdés, exigido nada más empezar el encuentro con un escorzo que le pudo dañar la rodilla, acabó por patear la pelota.

Catalunya, 0; Túnez, 0

Catalunya: Valdés (Kiko Casilla, m. 51); Sergio Juste (Montoya, m. 46), Piqué (Amat, m. 46), Fontàs, Didac Vilà (Muniesa, m. 46); Xavi (Sergi Roberto, m. 46), Busquets (Raül, m. 46), Cesc (Verdú); Corominas (Cuenca, m. 46), Bojan (Puigdollers, m. 73) y Sergio García (Álvaro Vázquez, m. 46).

Túñez:Mathalouthi; Benyahia (Boussaidi, m.76), Chammam, Ifa, Abdennoun, Korbi (Darathi, m. 76); Traoni, Misakui, Dahaouahi; Darrafi (Chickhaoiu, m.58) y Chermiti (Jomán, m.62; y Chehouidi, m.88)

Árbitro: Álvarez Izquierdo. Amonestó a Darrafi, Misakuyi, Chickhaoui y Dahaoui.

36.545 espectadores en el Estadio Olímpico de Montjuïc. Ambiente festivo y reivindicativo en la grada. Artur Mas, presidente de la Generalitat, estuvo en el palco.

No presionaban los puntas y el equipo catalán era demasiado largo, falto de juego por las bandas, tanto por parte de los extremos como de los laterales. Únicamente los centrales achicaban el campo, bien gobernado por Túnez, una selección interesante, competitiva, tensa en defensa, intimidadora. A Valdés pocas veces le han llegado tantas veces como en Montjuïc. Pasó un mal rato.

Los tunecinos incluso reclamaron la expulsión del portero en una salida fuera del área por rechazar el balón con las manos. La imagen abonó la posibilidad de que lo hiciera con el pecho. El árbitro, sin embargo, pitó falta y se comió la tarjeta porque Túnez la sacó deprisa y corriendo, intentando aprovechar que el portero estaba fuera del marco. Un susto en un partido demasiado tranquilo para la salud de Catalunya.

La ofensiva catalana quedó reducida a los pases interiores de Xavi, a alguna aparición de Cesc y al empeño de Bojan por reivindicarse en cada jugada, como si el partido fuera una cuestión personal. La actitud del ariete del Roma es tan irreprochable como a veces su manera de entender el juego. A Bojan, en cualquier caso, le interesa el gol más que el fútbol. Y suyas fueron las pocas ocasiones. No había manera de romper la zaga rival ni de agitar el encuentro con un equipo desplegado a partir de un 4-3-3, pendientes los jugadores de no forzar las situaciones, ocupados en evitar riesgos físicos y tácticos, todo excesivamente académico. El riesgo estaba muy controlado.

Cruyff cambió el equipo de pies a cabeza en el descanso y Catalunya apostó por un juego más directo y afilado, a gusto de los delanteros (Bojan, Alvarito y Cuenca), con volantes profundos (Verdú y Sergi Roberto) y con jugadores que tienen menos cartel y más ganas de reconocimiento (Montoya, Raül, Amat), la mayoría comprometidos con el partido. Jugaron los catalanes sin complejos, sin pensar en el próximo partido, sin miedo a lesionarse, y se contaron algunas oportunidades. Hubo más dinamismo y viveza, la gente se lo pasó mejor y, desde un escenario más exigente, Túnez evidenció que es un equipo muy canchero, bien posicionado, difícil que le ganen la espalda.

Faltó pegada. No hubo manera de ver un gol, ni con unos ni con otros, difícil de explicar si se mira la alineación, fácil de entender si se tiene en cuenta el contexto y las circunstancias del partido.

Piqué y Chermiti, durante el partido
Piqué y Chermiti, durante el partidoALEJANDRO GARCÍA (EFE)

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