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Las dos caras de la presión

Djokovic, el gran favorito, arrolla a Lorenzi, mientras que Stosur, local y campeona del Abierto de EEUU, se despide a la primera

"Probablemente, toda Australia me odie ahora mismo", dice con sonrisa pícara la rumana Cirstea después de tumbar 7-6 y 6-3 en primera ronda a Sam Stosur, la heroína local, candidata al título tras imponerse en el Abierto de Estados Unidos 2011. Es el último gesto de un día que retrata varios corazones. Stosur, fundida por la tensión, se marcha con los ojos enrojecidos: "La presión de competir en casa, las expectativas, me afectan físicamente, porque atenazan mis músculos", dice. El serbio Novak Djokovic, sin embargo, acelera hasta una victoria aplastante cuando se siente espoleado por la presión de haber cedido su segundo juego al servicio (6-2, 6-0 y 6-0 al italiano Lorenzi): "Mentalmente tengo mucha experiencia en manejar estas situaciones", cuenta. Es la distancia que separa a la elite del resto. Como explica David Ferrer (6-1, 6-4 y 6-2 al portugués Machado): "Cuanto más arriba está uno, más presión siente... y hay que aprender a convivir con ello".

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En Melbourne, la ciudad de las cuatro estaciones, donde la temperatura, el sol y las nubes cambian en cuestión de horas, hay un nuevo elemento en juego. Desde bien pronto, la mañana descubre un viento racheado que vomita su aliento desde el río Yarra. Eso desconcierta a los tenistas. Eso cambia la dirección de la pelota igual que una culebra serpentea. Eso se une a las presiones que implican los objetivos de cada uno y explica algunos resultados de la primera ronda.

Igual que el checo Berdych cede una manga ante Albert Ramos el lunes, el británico Andy Murray concede el martes otra ante el estadounidense Ryan Harrison, una joven promesa, que de efecto en efecto, cambiando alturas y ritmos, le marea hasta que la lógica se impone (4-6, 6-3, 6-4 y 6-2) y clasifica al número cuatro del mundo para segunda ronda. ¡Hasta 41 tiros dura uno de los intercambios! Igual que el suizo Roger Federer suda más de lo acostumbrado para sumar la primera manga el lunes ante el ruso Kudryavtsev (7-5, 6-2 y 6-2), tenistas de menos renombre sufren el martes el mismo nudo en el estómago al enfrentarse al cumplimiento de sus objetivos. Así, durante 4h 53m, rondando ya el récord del partido más largo de la historia del torneo (5h14m) el ruso Youzhny y el kazajo Golubev discuten su pase a segunda ronda. Gana 7-5, 6-7, 6-4, 4-6 y 6-3 el segundo, pero le cuesta un mundo. Eso es enfrentarse a la presión: buscar la victoria tras ocho torneos grandes perdiendo a la primera.

Así van describiendo sus tensiones los favoritos. "Estoy extremadamente decepcionada. No hay otra palabra para explicar cómo me siento", cuenta Stosur. "Estoy muy satisfecho", se sonríe Nole, tras su primer duelo oficial desde noviembre. "Estoy feliz de haber pasado", se despide Murray, vivo para luchar otro día, rojo como un amanecer tras tanto tiempo al sol, citado en segunda ronda con el francés Roger-Vasselin y aliviado como ninguno: salió a la pista presionado porque ya había perdido dos veces en seis participaciones en la primera ronda del Abierto de Australia.

Djokovic, durante el partido
Djokovic, durante el partidoGREG WOOD (AFP)

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