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"Demostrad por qué sois grandes"

Guardiola arenga a los jugadores del Barça tras perder ya 16 puntos fuera del Camp Nou

La segunda derrota en 41 partidos dejó helado al Barcelona. Viviendo al límite, no había margen para añadir un traspié a un camino lleno ya de tropiezos. Uno más y a la cuneta. Sucedió en Pamplona, donde hacía mucho frío -la sensación térmica apuntaba a 10 grados bajo cero-, cuando el Barça dejó el viejo estadio de El Sadar dispuesto a volver a casa.

Vulnerable como nunca, el Barcelona, que se ha dejado 16 puntos de los 33 por los que ha competido lejos de casa, se lamió las heridas en un vuelo triste, silencioso, alterado solo por algunas turbulencias en la llegada, un avión que olía a derrota de las grandes. Nadie se acostumbra a perder y menos un equipo como este, que lleva tres títulos desde que comenzó el curso y venía de certificar su tercera final de la Copa del Rey en las últimas cuatro temporadas.

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El punto débil

La segunda derrota en sus últimos 41 partidos oficiales costó cara y, al buscar razones, se atiende de la misma manera a la alineación, al árbitro o al campo mientras se mira a Messi, que para algo es Messi y pasa examen aparte. No jugaron Xavi ni Iniesta porque el césped no estaba para el sóleo de uno ni para exigir mucho al músculo de otro. De la decisión no se arrepiente el cuerpo técnico ni un pelo porque si alguien jugó bien fueron los niños. Sergi Roberto, Tello, Cuenca y Thiago recibieron la felicitación de Pep Guardiola.

A medianoche, los jugadores del Barcelona se bajaron del avión. Estaba Andoni Zubizarreta, el director deportivo, pero se echó de menos a un directivo de peso. Viajaron dos y 11 se fueron a Andorra con el presidente a disfrutar de las pistas de Soldeu-El Tarter para seguir una prueba del Campeonato del Mundo de descenso. Sandro Rosell, sin embargo, viaja hoy con el equipo a Alemania para la Liga de Campeones (Ballack es baja en el Leverkusen para el duelo de mañana, el de ida de los octavos de final).

Al Barcelona le espera la Champions y a Guardiola el equipo, con el que hablará hoy antes del entrenamiento vespertino. En Pamplona ya agradeció a sus jugadores el esfuerzo y la conducta pese a la derrota y les instó a ponerse de pie. "Es hora de levantaros y demostrar por qué sois grandes", les dijo. "No es tiempo de llorar", se escuchó en el vestuario, donde digirieron su culpa. "Fue la peor primera parte que recuerdo", convino Puyol. Todos se conminaron a seguir peleando por los tres títulos que todavía están en juego.

"Este equipo nunca baja los brazos y luchará hasta el final", dijo Puyol, que rehuyó la idea de centrarse ahora en la Champions. "No somos máquinas que un día conectas y otro desconectas. Queremos competir y para ello debemos intentar sumar tres puntos cada semana. A ver si nos alcanza para disputar el título. No hubo falta de actitud \[ante Osasuna\]. Este equipo sale siempre a ganar, pero nos costó entrar en el partido", dijo al buscar las razones de la derrota en Pamplona. Admitió que fue muy difícil guardar el equilibrio en algunas zonas porque el césped estaba muy duro, pero se resistió a considerarlo como un factor decisivo y no perdió el tiempo en valorar las críticas recibidas por el equipo y el entrenador: "No podemos controlarlo: cuando se gana, son alabanzas; cuando se pierde, palos".

De vuelta a casa, tratando de escapar de la espiral victimista, el Barcelona se esforzó en analizar los errores antes que en buscar excusas, por mucho que se tenga la sensación de que llueve sobre mojado en el tema arbitral: "Pasó en Mestalla, en Getafe, en Cornellà. Da igual si es Vitienes, Velasco o Turienzo. En la duda, salimos siempre perdiendo".

En ese sentido, el partido de Pamplona deja secuelas. Guardiola no podrá usar el próximo fin de semana contra el Valencia a Alves, que vio la quinta tarjeta amarilla, ni a Mascherano, expulsado por doble amonestación con el partido terminado.

El campeón perdió el paso y la cuarta Liga consecutiva de la era Guardiola parecía ayer en Sant Joan Despí poco menos que una utopía. Símbolo de este equipo, Pedro, vital, optimista, que no jugaba desde el 25 de enero, volvió al campo y jugó mal. Se fue del Reyno de Navarra más serio que nunca. En la noche que el canario perdió su sonrisa claudicó también el equipo de Guardiola.

Mascherano discute con el colegiado en el duelo ante Osasuna.
Mascherano discute con el colegiado en el duelo ante Osasuna.JESÚS DIGES (EFE)

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