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RAFAEL NADAL | Oro en tenis

“Temía hacer el ridículo en la Villa”

El tenista reclama más apoyo del COI para los deportes minoritarios

Juan José Mateo
Nadal tendido en el suelo tras conseguir el punto definitivo ante Fernando González.
Nadal tendido en el suelo tras conseguir el punto definitivo ante Fernando González.JOE KLAMAR (AFP)

Pocas veces ha sido Rafael Nadal (Manacor, Mallorca, 1986) más feliz compitiendo que en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008. Su victoria en la lucha por el oro contra el chileno Fernando González, tras unas semifinales espectaculares en las que se impuso al serbio Novak Djokovic, fue la culminación de una semana en la que hizo suyo el espíritu olímpico. Mientras otros tenistas, como el suizo Roger Federer, prefirieron alojarse lejos del bullicio, en lujosos hoteles, él apostó por pasar sus días en la Villa, donde hizo buenas migas con Pau Gasol y el resto de integrantes de la selección de baloncesto.

Pregunta. ¿Qué recuerdo le emociona más de los Juegos?

Respuesta. He estado en dos. En Atenas 2004 no pude vivir lo que son unos Juegos porque jugué solo el dobles y la semana anterior estuve en Sopot, donde conseguí mi primer título. Llegué muy tarde. Solo estuve un día. No pude vivirlos. Considero que donde realmente los viví fue en Pekín 2008. Ahí sí que llegué una semana antes. Evidentemente, lo más bonito es ganar el oro… pero hay otras cosas.

P. ¿Cuáles?

R. La semana anterior estaba hecho polvo. Muy cansado. Era el primer año en el que había ganado Roland Garros y Wimbledon. El primer año en el que había conseguido el número uno ganando en Montreal y con semifinales en Cincinnati. El viaje desde allí a Pekín, con cambio horario, fue de lo más duro que he hecho en mi vida. Esa semana estuve hecho polvo… pero vivir la sensación de estar en la Villa con el resto de deportistas…Hay que ser realistas. Al final, la gente me conoce a mí más de lo que yo conozco a muchos de ellos. Recuerdo estar avergonzado al llegar allí. Tenía miedo de estar en la Villa, no solo por los deportistas extranjeros, sino también por los españoles. Gente que me iba a conocer, que son cracks muy destacados en su deporte, y que yo, que soy malo con las caras, quizás no iba a reconocer. Tuve miedo de eso. De hacer el ridículo.

Si no conocía a gente, la fui conociendo poco a poco. ¡Qué ambiente!

P. ¿Y cómo fue?

R. La gente estuvo fantástica conmigo. Me acogieron espectacularmente. Si no conocía a gente, la fui conociendo poco a poco. ¡Qué ambiente! Un recuerdo inolvidable de todos los deportistas, y especialmente de la familia del deporte español.

P. Su deporte tiene gran repercusión. ¿Qué reflexión le provocó conocer a tantos deportistas a los que solo apuntan los focos cada cuatro años?

R. Desde 2008, que estuve allí, me parece injusto. Los futbolistas, los del baloncesto, los del tenis y unos pocos deportistas más totalmente profesionalizados, con un circuito y un dinero alrededor que nos permite preparar nuestro futuro, somos unos afortunados. Eso es injusto.

P. ¿Qué solución propone?

R. Desde el Comité Olímpico Internacional (COI) tienen recursos para hacer muchísimo más por todos esos deportes minoritarios. Por minoritarios quiero decir menos populares. Para todos los deportes que tenemos un circuito, una vida totalmente organizada y un futuro asegurado, para los que hagan las cosas correctamente… no pido nada. Como si no nos quieren dar la beca. Pero para todos los deportes que realmente lo necesitan, porque no es un tema de ganar dinero, sino de seguir trabajando en lo que a ellos les apasiona, de tener los recursos para seguir entrenándose y con una vida aceptable para preparar los siguientes Juegos o los siguientes Campeonatos del mundo… ahí el COI sí que tiene los suficientes recursos para ayudarles más. La inyección (de dinero) que ganan en cada Juegos es bestial. ¡Y después la medalla no es ni de oro! A veces es que parece hasta ridículo. ¡Con toda la cantidad de dinero que mueven unos Juegos! Esos deportistas, en general, están infravalorados: la recompensa por todo el esfuerzo que hacen es demasiado pequeña.

P. ¿En qué cambia que los Juegos de Londres sean sobre hierba, una superficie reservada a pocos especialistas?

R. En nada. Vendremos de jugar en hierba (en Wimbledon 2012). No estoy cien por cien de acuerdo en que la hierba reduzca el número de candidatos. De hecho, quizás lo amplía. Quizás lo abre, por el simple hecho de que en pista rápida hay más margen. En hierba, jugando al mejor de tres sets, con el mínimo error estás fuera. Al mejor de cinco, vale. Al mejor de tres, jugando con la tensión al máximo todos los puntos, te vas fuera muy fácil. Más que cerrar opciones, las abre para la mayoría. Un Karlovic al mejor de tres no se cansa, un Isner, un Raonic…en otras condiciones diferentes tendrían menos opciones, aunque sean grandes jugadores. Es una gran oportunidad para ellos. Para los favoritos puede ser un problema.

P. ¿Jugará el dobles mixto?

R. No lo sé. Hay que ver cómo van las cosas. Lo que sí que jugaré es el doble masculino. El mixto queda más lejos, tiene que ser sobre la marcha, porque no puedes estar en tres competiciones a la vez. Ahora mismo, no me lo planteo para nada. Si una vez allí se dan las condiciones, encantado. De momento, mis objetivos son intentar llegar bien en el individual y el doble masculino.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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