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Entre la valentía y el conformismo

Getafe y Espanyol empatan (1-1) en un duelo de alternativas que mostró las virtudes y los defectos de ambos equipos

Faustino Sáez

Para los dos pudo ser mejor, pero a ambos equipos les faltó decisión y acierto. Para los dos pudo ser peor, pero el conformismo acabó repartiendo los puntos. Getafe y Espanyol se citaban en el Coliséum tras dos derrotas sonrojantes en la pasada jornada, y después de intercambiar voluntarismo, buenas intenciones, infortunio y desacierto en proporciones similares, llegaron a la conclusión de que un punto es, en ocasiones, el mejor de los reconstituyentes. Tendrá que esperar la victoria 100 en Liga para los azulones, que tras una de las rachas más lustrosas de su historia han vuelto a atascarse.

Todo el empeño que le faltó el pasado fin de semana en Vallecas lo concentró el Getafe en la primera media hora de partido pero no le bastó. Dispuesto a desmentir las sospechas de indolencia que se le atribuyen, el grupo de Luis García adelantó la presión, recurrió al vértigo y derrochó sudor. Si ante el Rayo hace seis días se marcharon sin lanzar a portería, frente al Espanyol lo intentaron hasta en nueve ocasiones. Merodeó el Getafe la portería visitante con una frecuencia inusitada, pero le sobró ansiedad y le faltó lucidez. Tensado por el nervio de Casquero y propulsado por la zancada de Barrada en el carril diestro, los azulones acumularon méritos para encarrilar la tarde, pero ni Miku encontró la pausa ni Güiza la puntería.

GETAFE, 1- ESPANYOL, 1

Getafe: Moya; Miguel Torres, Cata Díaz, Lopo (Rafa, m. 48) (Juan Rodríguez, m. 64), Mané; Barrada, Lacen, Casquero (Sarabia, m. 82), Gavilán; Miku y Güiza. No utilizados: Codina; Rubén Pérez, Diego Castro y Arizmendi.

Espanyol: Kiko Casilla; Galán, Raúl Rodríguez, Héctor Moreno, Javi López (Forlín, m. 22); Baena, Romaric; Coutinho, Weiss (Amat, m. 82), Thievy; y Uche (Álvaro Vázquez, m. 46). No utilizados: Edgar; Cristian Alfonso, Cristian Gómez y Rui Fonte.

Goles: 0-1. M. 65. Álvaro Vázquez. 1-1. M. 69. Miku, de penalti.

Árbitro: Mateu Lahoz. Expulsó a Galán por doble tarjeta amarilla (m. 80) y amonestó a Barrada, Cata Díaz, Weis y Romaric.

Unos 8.000 espectadores en el Coliséum Alfonso Pérez.

La efervescencia de la puesta en escena local no tuvo premio y apenas un fogonazo del Espanyol equilibró el pulso. Los de Pochettino, acurrucados en su área en los primeros minutos, se desperezaron a lo grande gracias al ingenio de Coutinho. Le bastó un pase en largo de Baena, con más intención que finura, para filtrarse a la espalda del Cata y desatar la tiritera en la zaga azulona. Moyà despejó el balón, pero al Getafe le entró el miedo. El grácil mediapunta brasileño, que antes de cumplir la veintena hace la mili en la Liga cedido por el Inter, destila desparpajo, inventiva y manejo a partes iguales y de sus botas nacieron todas las tentativas del Espanyol en el tramo final del primer tiempo. Sus filigranas marcaron tendencia y le dieron la iniciativa a los visitantes, que suman ya seis temporadas sin irse de vacío de Getafe.

A la vuelta de los vestuarios Thievy se sumó a la apuesta de Coutinho y entre ambos se lanzaron sin remilgos en busca del gol. Una galopada del francés pilló a contrapié a la defensa azulona y provocó el sofocón del Coliséum. Lopo se estiró a la desesperada para incordiar el remate de Coutinho, pero su heroicidad le costó cara y alteró todos los planes del Getafe. Tendido en mala postura, el brasileño le cayó sobre el brazo y le mandó a la enfermería.

En su partido 345 en Liga —338 de ellos como titular— y a 38 minutos de superar el meritorio listón de los 30.000 minutos en Primera, el central del Getafe se retiró magullado, con el brazo izquierdo en cabestrillo y gesto desencajado.

Con Lopo caído en combate, Luis García primero recurrió a Rafa, pero apenas 15 minutos después deshizo el cambio y reclutó a Juan Rodríguez. Cuando los azulones parecían haber recompuesto el dibujo, el Espanyol descubrió el agujero. Un pase en largo de Héctor Moreno evidenció la falta de sincronización de la defensa recién parcheada y Álvaro Vázquez pescó en río revuelto. El delantero, que regresaba tras un mes lesionado, rescató uno de los latigazos de su prometedor repertorio y batió a Moyà. Los de Pochettino habían encontrado el botín, pero la temeridad de Thievy le concedió una segunda oportunidad a los locales. Pecando de insensato, decidió resolver con un adorno una acción en su propia área que, a lo sumo, requería un patadón funcionarial y Miku le robó la cartera. Para tapar la pifia recurrió a un inocente agarrón que fue castigado con el penalti y el propio Miku lo transformó en el empate. Poco después, el Espanyol se quedó con diez hombres tras la expulsión de Galán. Quedaban 10 minutos por delante pero el conformismo se impuso al atrevimiento.

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Sobre la firma

Faustino Sáez
Es redactor de deportes del diario EL PAÍS, especializado en baloncesto. Además del seguimiento de ACB y Euroliga, ha cubierto in situ Copas, Final Four, Europeos y Mundiales con las selecciones masculina y femenina. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS.

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