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Adiós al “defensa del Norte”

Muere Marquitos, ganador de las primeras cinco Copas de Europa con el Madrid

Eleonora Giovio
Marquitos celebra un gol del Madrid sobre el Barcelona
Marquitos celebra un gol del Madrid sobre el Barcelona

“En mi casa no había otra cosa. En las comidas de Navidad y Reyes tan solo se hablaba de fútbol”, contaba el joven Marcos, ahora en el Bolton, inglés, tras debutar en el Madrid en abril de 2010. Y es que su padre, Marcos Alonso, criado, cómo no, en la cantera blanca, jugó en el Atlético y en el Barcelona, y su abuelo, Marquitos, respaldó desde la defensa la época triunfal del Madrid de Di Stefano, Puskas y Gento en los años cincuenta y los sesenta del siglo pasado, el de las cinco primeras Copas de Europa. Ayer, Marquitos, el patriarca, cántabro de Santander, falleció a los 78 años.

Marquitos debutó en el estadio Bernabéu un lejano día de 1954 y vistió la camiseta blanca hasta 1963. Le dio tiempo a ganar, aparte de esas cinco Copas de Europa, otras cinco Ligas y una Copa Intercontinental, además de una Copa de España y otra Latina. Era un defensa duro, con mucho genio, de esos que saben imponer respeto a los delanteros contrarios.

En lo personal, era muy extravertido. Así es como le calificaban sus compañeros. Quizás la mejor definición de él la dio Pachín, paisano y su mejor amigo en el vestuario: “Era un defensa del Norte. No muy técnico, pero con un talento natural para la anticipación”.

Era un defensa grande y fuerte con gran talento para la anticipación

Marquitos, efectivamente, era un defensa grande y fuerte que jugó en el centro de la zaga en las dos primeras Copas de Europa para pasar luego al lateral derecho porque había que abrir hueco a Santamaría. “En empuje y mentalidad ganadora no le ganaba nadie”, decía el que luego fue seleccionador español a este periódico hace dos años.

Llegó muy joven al Madrid, con apenas 21 años. Santiago Bernabéu fue quien le quiso fichar tras verle jugar un partido con el Rayo Cantabria. Con los blancos disputó 228 encuentros y marcó tres goles. Uno de ellos supuso el empate a tres, para ganar luego por 4-3, en la primera final europea, en París, contra el Stade de Reims.

Lo curioso es que Marquitos era del Atlético desde pequeño. Hasta se desplazaba para ver los partidos —“en Santander, todos éramos entonces del Atlético porque jugaban varios santanderinos en el equipo: Aparicio, Manín, Germán... Gento también era hincha del Atlético cuando era chaval”, decía—. Era colchonero, pero acabó jugando en el Madrid. Su hijo fue socio del Madrid desde la infancia, creció con Pirri como ídolo y acabó jugando en el Manzanares y luego en el Camp Nou. Marquitos trató de inculcarle los que él consideraba valores imprescindibles en el fútbol, como la garra y la entrega. Siempre decía que no le dejaba volver a casa más tarde de las diez y cuarto de la noche porque había que cuidarse. A su nieto ni le pudo ver debutar en abril de 2010. Ya estaba muy enfermo.

Se fue ayer, el día del 110 cumpleaños del Madrid.

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Sobre la firma

Eleonora Giovio
Es redactora de sociedad especializada en abusos e igualdad. En su paso por la sección de deportes ha cubierto, entre otras cosas, dos Juegos Olímpicos. Ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS; ha sido colaboradora de Onda Cero y TVE. Licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Bolonia y Máster de EL PAÍS.

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