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“Para una vez que me fío, me rompen la rodilla”

Carmelo, Uribe y Etura reviven la eliminatoria de cuartos de final que enfrentó al equipo vasco con el inglés en 1957

El Athletic superó al Manchester 5-3 en la ida de los cuartos de final de la Copa de Europa.
El Athletic superó al Manchester 5-3 en la ida de los cuartos de final de la Copa de Europa.

“¿Sabes por qué no voy a Manchester? Porque tengo la rodilla estropeada desde aquella patada que me dio Taylor”. Taylor era el delantero del Manchester United contra el que se enfrentó el Athletic en 1957, en el que pasó a la historia como el partido de la nieve, y quien habla es Carmelo Cedrún, el portero del equipo rojiblanco que venció 5-3 en San Mamés, pero luego cayó eliminado en Manchester (3-0). Eran los cuartos de final de la Copa de Europa y aquel día Cedrún se lastimó la rodilla. 55 años después, la rodilla sigue un tanto averiada. “Era un balón cedido que llegaba muy corto y para una vez que me fío de la buena voluntad del delantero, ¡zás!, me caza. Ni una vez más me fié de las intenciones de ningún delantero”.

Aquel partido pasó a la historia. En 1957 no era habitual en España ver un campo blanco, pintado con líneas rojas y con el duelo disputado con un balón rojo. Todo en rojo y blanco, como merecía la ocasión aquel mes de enero a las tres y media de la tarde.

Ignacio Uribe, delantero del Athletic, lo recuerda con una mezcla de alegría y disgusto. “Alegría por el espectáculo de San Mamés y por los dos goles que conseguí, pero disgusto porque me perdí el partido de vuelta al estar lesionado”. Un encuentro que además se tuvo que jugar en el estadio del Manchester City, previo pago, y no escaso, de sus eternos rivales. Aún así, Uribe, que tenía roto el ligamento, viajó con el equipo: “¿Para qué me llevas?, le dije a Daucik, el entrenador. Porque tienes que venir. Artetxe está con gripe, Carmelo lesionado…, me dijo”. Pero, obviamente, no jugó.

Los dos conjuntos acabaron

Uribe, sin embargo, sí está hoy en Manchester, con su consuegro y un hijo. A pesar de ser el héroe de aquel partido histórico, hizo la cola correspondiente para sacar su entrada cuando el Athletic las puso a la venta. Uno más en aquella inmensa fila junto a la juventud que desconocía a quién tenía a su lado. A Etura, central que en Manchester jugó de delantero centro, le reconocen de vez en cuando por la calle. “El otro día, viniendo de misa, me pararon por la calle para preguntarme si era Etura. Sí, algunos aún se acuerdan de nosotros”. Y él se acuerda bien de aquel equipo inglés en el que acababa de llegar un jovencísimo Bobby Charlton. “Me acuerdo de los dos medios, el derecho Colman y el izquierdo Edwards, un irlandés muy joven y técnicamente muy bueno. Este estuvo entre la vida y la muerte tras el accidente aéreo de Múnich. Murió a las tres semanas. Y, claro, me acuerdo de Taylor. Era un fiera”.

Que se lo pregunten a Carmelo, que 55 años después no ha olvidado el poderío del delantero. “Es que entonces se jugaba de otra manera”, recuerda. “Los delanteros te entraban a destiempo, a pegarte, te podían cargar y tú tenías que aprender a defenderte”. Incluso a entrenarse por su cuenta. “Daucick jamás entrenaba a los porteros. No le interesaba. En lo técnico era un entrenador fabuloso; en lo físico, muy malo. Yo me entrenaba por mi cuenta y gracias a Dios siempre pesé lo mismo, 85 kilos. Si no, me arrollan”. Para Etura, Daucik “era un pesado, siempre hablando de fútbol”. “Un gran entrenador, pero te mareaba hasta en las comidas. Futbol y más fútbol. Un pesado”.

Me acuerdo de Colman y de Edwards. Y, claro, de Taylor. Era un fiera Etura

“El Manchester llegó a Bilbao pensando que ganaría fácil. Era el campeón inglés y tenían una generación muy importante de futbolistas. Luego, nos felicitaron por el triunfo y por el maravilloso partido que habíamos hecho. Su entrenador, Busby, dijo que el público había sido maravilloso”. Lo sabe Uribe, porque el partido, a modo de rugby, tuvo tercer tiempo. “Por la noche nos fuimos a cenar con ellos al Hotel Carlton”. “Cenamos pollo y piña y cuando tocaron el himno español pusieron el de Riego”, recuerda Etura.

Carmelo coincidió años después con el delantero Viollet en EE UU. “Cuando acabé con el Espanyol me ofrecieron la posibilidad de jugar en el Baltimore y allí que me fui. Y, casualidad, estaba Viollet, que había sobrevivido al accidente de Múnich. No era un mal equipo. Recuerdo que jugamos contra el Real Madrid y le ganamos fácil”.

Ajenos a las tácticas, el fútbol era más que nunca un estado de ánimo. “El año anterior a jugar ese partido le ganamos la Liga al Barcelona y jugábamos contra ellos a las 16.30 y a las 14.30 aún no habíamos empezado a comer. Y ganamos”, afirma Carmelo. “Además hay que tener en cuenta el material con el que jugábamos, con balones pesadísimos, con las camisetas que cuando llovía pesaban kilos y no las podías cambiar porque aquello era sagrado”, corrobora Etura.

El Athletic, antes de medirse al Manchester, había eliminado al Oporto y al Honved, “que era como la selección húngara con otra camiseta”. Ahora quedan siete de aquella alineación histórica: Carmelo, Mauri, Artetxe, Maguregui, Merodio, Uribe y Etura. A ocho del United se los llevó el accidente aéreo de 1958 tras haber jugado en Belgrado ante el Estrella Roja. 55 años después, Athletic y Manchester vuelven a encontrarse. Pero eso es otra historia.

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