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Carácter italiano, profesionalidad helvética

Di Matteo, nacido en Suiza de padres italianos, debuta en ‘Champions’ al frente del Chelsea, equipo con el que jugó cuatro años antes de tener que abandonar el fútbol

Eleonora Giovio
Di Matteo, da órdenes a Juan Mata durante el partido ante el Stoke City
Di Matteo, da órdenes a Juan Mata durante el partido ante el Stoke CityANDY RAIN (EFE)

“Mi hermana es ciega. A menudo pienso en la suerte que he tenido yo y en la mala suerte que ha tenido ella. Si he llegado hasta aquí también es porque sé cuáles son los verdaderos obstáculos en la vida”, dijo Roberto Di Matteo. Era 1995. Su “hasta aquí” entonces era haber dejado Suiza –su tierra natal ya que sus padres emigraron allí en busca de trabajo- y un campeonato de Segunda para aterrizar en el Lazio de Boksic, Signori, Gascoigne y Casiraghi… Su “hasta aquí” ahora es el banquillo del Chelsea en el que lleva sentado dos semanas. Di Matteo tiene 41 años, jugó en el Chelsea entre 1996 y 2000 y el verano pasado regresó a Stamford Bridge junto a Andre Villas Boas. Era su ayudante. Roman Abramovich ha decidido ahora entregarle a él las riendas del equipo hasta final de temporada. Este miércoles debutará en Champions contra el Nápoles.

De su paso por Stamford Bridge como jugador quedan, además de los goles que marcó en dos finales de Copa de Inglaterra (en 1997 y 2000), un salón con su nombre. El club pagó por él 8 millones de euros –por entonces fue el fichaje más caro- y tuvo que dejar el fútbol antes de tiempo porque perdió la sensibilidad en el pie izquierdo tras una grave lesión. Jugador muy querido por la afición del Chelsea, Di Matteo trabaja ahora junto a Steve Holland, al preparador de porteros Cristophe Lollichon y a Eddie Newton, excentrocampista con el que compartió vestuario. Newton, por orden de Abramovich, hace de enlace entre la plantilla y Di Matteo ya que muchos jugadores, sobre todo la vieja guardia, ven con recelos al técnico italiano por aquello de que era la mano derecha de Villas Boas.

“Para Di Matteo será un infierno”, asegura Scolari, extécnico de los ‘blues’. Uno más. Ya van cinco ex. Tanto que Abramovich se ha gastado 77 millones de euros en los últimos cinco años solo en despedir entrenadores. “Roberto era el clásico jugador que sabía estar en el campo. Era muy profesional, una persona con carácter y una gran personalidad. Me gustaba su inteligencia táctica”, le alaba Dino Zoff que le entrenó en el Lazio. Di Matteo, hombre serio, sensato y trabajador sabe que lo suyo con el Chelsea durará un par de meses, hasta que termine la temporada. “He hablado con cada uno de los jugadores de la plantilla. Mis conceptos son muy simples: tenemos que pensar en el bien común y centrarnos en reconstruir el grupo. Villas Boas trajo muchas ideas nuevas, me gustó trabajar con él, pero ahora hay que mirar hacia delante”, declaró en su presentación como técnico.

Debutó la semana pasada con una victoria en FA Cup contra el Birmigham (0-2); el sábado ganó en liga al Stoke (1-0) y mañana le toca lo más difícil: remontar ante el Nápoles para no despedirse de la Champions (3-1 en el San Paolo en la ida).

Mis conceptos son muy simples: tenemos que pensar en el bien común y centrarnos en reconstruir el grupo

“Es un italiano atípico, tiene todo lo que tienen los italianos en el carácter pero luego tiene la racionalidad suiza: ese amor por el trabajo”, comenta Pierluigi Casiraghi, su excompañero en el Lazio, en la selección y también en el Chelsea cuando el boom del made in Italy en los años 90. “Era un centrocampista inteligente y bueno tácticamente y eso te ayuda cuando llegas a un banquillo”, añade.

Centrocampista que también jugaba de libero, Di Matteo –34 partidos con la azzurra- tuvo que dejar el fútbol con 31 años tras 18 meses de calvario. Se fracturó la pierna izquierda en tres puntos en un choque con un rival en un partido de la UEFA. Le operó Roger Berbit, exmeta del Grasshoppers y de la selección suiza que luego se hizo médico. Pasó más veces por el quirófano pero nunca más volvió a poder calzarse las botas. “Me he dado cuenta de que nunca habría vuelto a ser el de antes. No tengo sensibilidad en el pie izquierdo, me siento cojo incluso correteando”, confesó un día de febrero de 2002 cuando dijo adiós.

Pasado el dolor y el mal trago abrió dos pizzerías en Londres (Friends y Baraonda), se apuntó a un curso de mánager y entrenador y en sus ratos libres comentaba el ‘calcio’ en los canales ingleses. Los que compartieron plató con él dicen que es una persona muy inglés por reservado y muy suizo por trabajador.

Su primera experiencia en el banquillo fue con el Milton Keynes, el exWimbledon. Subió a los chicos de tercera a segunda categoría. En 2009 le fichó el West Bromwich pero le despidieron antes de que acabara la segunda temporada. Fue Villas Boas quien le quiso como ayudante en Stamford Bridge. Ahora tiene una misión imposible.

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Sobre la firma

Eleonora Giovio
Es redactora de deportes, especializada en polideportivo, temas sociales y de abusos. Ha cubierto, entre otras cosas, dos Juegos Olímpicos. Ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS; ha sido colaboradora de Onda Cero y TVE. Es licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Bolonia y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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