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Vettel: “Ya no somos favoritos”

Los volantazos de piloto confirman que los cambios del reglamento se han cebado en Red Bull

Oriol Puigdemont
Schumacher y Vettel, en Melbourne.
Schumacher y Vettel, en Melbourne.Clive Mason (Getty Images)

Cambio de tercio en la fórmula 1, que últimamente asistía a la tiranía dominante de Red Bull y la doctrina de Adrian Newey, el gurú que maneja el cotarro de la escudería desde su mesa de dibujo armado con un lápiz y un papel. La intromisión de la Federación Internacional del Automóvil (FIA) al prohibir la utilización de los difusores soplados fue concebida para ajustar el potencial de los contendientes, sobre todo el de los equipos más potentes, con el fin de prolongar la emoción tanto como se pudiera. O, lo que es igual, esta medida fue diseñada para complicar la vida a la marca del búfalo rojo, que ha recibido este retoque como un golpe en el bajo vientre. Lo avisaron Sebastian Vettel y Mark Webber durante la pretemporada, en la que no se cansaron de repetir que sentarse en su coche actual no tenía nada que ver con hacerlo en el RB7, su predecesor.

La pérdida de adherencia en el tren trasero se hace evidente en la mayor parte de las curvas, como ayer mostraron las cámaras de a bordo. También las de Vettel, que tuvo que dar más volantazos para recolocar el coche que en los dos últimos ejercicios. Esta falta de estabilidad se traduce en un aumento de la degradación de los neumáticos que se refleja en el cronómetro. En términos globales, esta carrera fue 4m 40s más lenta que la de 2011, aunque la diferencia no se puede tener del todo en cuenta porque está contaminada por la irrupción del coche de seguridad. Sí que son comparables, en definitiva, la vuelta rápida y la pole position y en ambos casos los registros más veloces corresponden a 2011. Vettel logró entonces la pole con un tiempo 1,4s más veloz que el de Lewis Hamilton el sábado mientras que Felipe Massa se adjudicó el giro más rápido de aquella prueba con dos décimas de ventaja respecto al de Jenson Button en su 56º paso de ayer por la meta.

Con los cánones anteriores, la disposición de los escapes apuntando hacia el difusor y la gestión electrónica del motor Renault permitía a la pareja de Red Bull lanzarse a por las curvas como unos posesos mientras que sus rivales se veían obligados a levantar el pie del acelerador para no terminar en la escapatoria, varados en la grava o estampados contra el muro. Con el nuevo reglamento, los Red Bull se han vuelto vulnerables y a Baby Schumi se le ha girado trabajo. “No entiendo que me pregunten qué siento al tener que volver a pelear durante las carreras. Ayer ocurrió lo mismo. Me decían que cómo iba a solucionar el desastre de salir el sexto cuando no creo que eso sea un desastre”, reflexionó Vettel nada más bajarse del podio. “Decían que estábamos metidos en la mierda. En ese caso, los que formaban detrás de nosotros en la parrilla de salida estaban más allá de la mierda”, ironizó el bicampeón del mundo más joven de la historia, poseedor de la mayoría de las plusmarcas de precocidad.

“Ya no somos favoritos porque ellos han sido más rápidos y ayer [el sábado] también demostraron serlo”, convino Vettel en referencia a McLaren. “Ellos han tenido un muy buen invierno. Ya mostraron que eran muy rápidos en la pretemporada y Jenson se ha merecido ganar. De todas formas, se trata de la primera carrera. Veremos qué pasa la semana que viene en Malasia”, conluyó el alemán, que encara una ocasión maravillosa para probar si es capaz de ganar cuando el rendimiento de su prototipo está en el mismo plano que el de sus oponentes.

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