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liga de campeones

Ibra vuelve a ser el líder

El delantero sueco se luce en el Milan con 30 goles en 39 partidos, su mejor marca, y exhibe su fuerte carácter

Eleonora Giovio
Ibrahimovic durante el entrenamiento de este Martes.
Ibrahimovic durante el entrenamiento de este Martes.ALESSANDRO GAROFALO (REUTERS)

“Ibra es así”, dijo Adriano Galliani, vicepresidente del Milan, cuando el delantero sueco se encaró con una periodista porque le molestó su pregunta. “¿Qué miras? ¡Vete a casa a cocinar!”, le espetó. Al día siguiente, la reportera recibió 19 rosas, como los goles que llevaba entonces el delantero, pero sin ninguna nota firmada. “Ibra funciona así”, dice él, que a veces habla de sí mismo en tercera persona. Ibra es así, dicen en el club rossonero. Y se lo perdonan.

Pero así ¿cómo? Así de enfadado. Así de indisciplinado (en el último año y medio se ha perdido ocho partidos por sanción, todos por conducta antideportiva). Así de directo (tras la lesión muscular de Thiago Silva, el sábado, dijo que habría que revisar algunas cosas porque no son normales tantas bajas). Y sobre todo, así de decisivo.

A sus 30 años Zlatan Ibrahimovic está protagonizando su mejor temporada. Lleva 30 goles y es pichichi del calcio con 22, tres menos de los que marcó en la de 2008-2009, en la que se proclamó capocannoniere (máximo goleador) Todavía vestía la camiseta del Inter. Su récord, ese curso, fue de 30 en 52 partidos. Esta campaña ya lleva 30 en tan solo 39.

“Me siento bien física y mentalmente. He jugado siempre y los únicos encuentros que me he perdido han sido por sanción (en realidad, se ha perdido tres por lesión). Me hallo muy bien”, afirmó tras su doblete al Roma. San Siro le ovacionó. Fue el último en marcharse del campo. Se quedó solo para agradecer los aplausos del público. Sale casi a un gol por partido en la Liga: 22 en 23. Nunca había tenido un promedio tan alto.

“No pienso en mí, sino en el equipo. Pongo a los demás por delante de mí”

Mañana vuelve a la Champions (cinco tantos en seis partidos), una competición que le obsesiona tanto que dejó el Inter precisamente porque quería tener la posibilidad de levantar la orejona. Mañana vuelve a Europa. Y, sobre todo, vuelve para jugar contra el Barcelona, uno de sus muchos exequipos. Se perdió el duelo de la liguilla en el Camp Nou por un problema muscular. En la vuelta, en San Siro, apenas tocó la pelota. Esa noche fue la de Xavi.

A Ibra nunca le ha pesado la responsabilidad. Ni en el Milan, en el que el peso del ataque recae únicamente en su espalda. Lo que le vuelve loco es sentirse marginado. Como dijo sentirse (según contó en su autobiografía Io, Ibra) por Pep Guardiola. No entendía que el Barça se hubiera gastado 66 millones de euros en su fichaje (el más caro en la historia del club) para que no jugara con continuidad y el técnico primara siempre las necesidades de Messi. Eso contó Ibra en los primeros capítulos de su autobiografía, en la que también desveló que llegó a reventar de una patada una taquilla en el vestuario de El Madrigal.

En el Milan ha vuelto a ser el líder y a sentirse importante. Inzaghi ya no cuenta, Cassano se está recuperando de una operación de corazón y Pato encadena una lesión muscular tras otra y se ha vuelto a marchar a Estados Unidos, a Atlanta, para que le vea el enésimo especialista. Solo Robinho, que es más bien un extremo, le ha acompañado en el frente de ataque este año.

“Prefiero a un tipo enfadado como él que a un blando”, dice su compañero Robinho

“Nos peleamos todos los santos días. Zlatan se enfada porque siempre quiere que le pasen la pelota. Incluso si está en fuera de juego. Pero todo se queda en el campo. Fuera es un chico normal. Hasta más tranquilo respecto a los que ni hablan en la cancha. Yo prefiero a un tipo enfadado como Ibrahimovic que a un blando que, cuando pierde el balón, hace como si nada; que ve al equipo sufrir y se queda mirando con las manos en las caderas”, ha confesado el exmadridista esta semana en una entrevista en Sportweek.

Después del episodio con la periodista de Sky (“no entiendo por qué me tienen que hacer preguntas como esas [su enfado con Allegri tras la vuelta de la Champions contra el Arsenal) en un día en el que ganamos y marco goles”, se desahogó con Galliani), Ibra ha hablado a través de los goles. El sábado intentó vender una imagen distinta de la que transmite cuando le preguntaron por el pichichi. “No pienso en mí. Estoy pensando en el equipo. Pongo a los demás por delante de mí. Es así en mi familia y también lo es en el equipo”, apuntó.

“Debe de ser muy difícil entrenar a alguien como Ibrahimovic”, declaró Diego Maradona la semana pasada en la Gazzetta. A Massimiliano Allegri, el técnico que echó a Ronaldinho, el niño mimado de Silvio Berlusconi, parece no temblarle el pulso. Nunca ha dicho nada. Al menos, públicamente. Ya se sabe, Ibra es así.

Solo Gianni Rivera, histórico fuoriclasse rossonero, le ha dado un toque de atención al ser preguntado hace algunas semanas sobre los insultos de Ibra a la periodista: “El Milan tiene un estilo. Ibra, a veces, se latiniza”.

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Sobre la firma

Eleonora Giovio
Es redactora de sociedad especializada en abusos e igualdad. En su paso por la sección de deportes ha cubierto, entre otras cosas, dos Juegos Olímpicos. Ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS; ha sido colaboradora de Onda Cero y TVE. Licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Bolonia y Máster de EL PAÍS.

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