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“Ya no somos tan buenos”

Los veteranos del Chelsea reconocen su decadencia antes de visitar en Da Luz a un inestable Benfica

David Luiz ríe junto a su entrenador Roberto Di Matteo
David Luiz ríe junto a su entrenador Roberto Di MatteoMIGUEL A. LOPES (EFE)

El estadio Da Luz alumbra esta noche un choche casi de clases: ese viejo aristócrata, el Benfica, bicampeón de Europa pero alejado de las semifinales desde hace 22 años, frente al nuevo rico, el Chelsea, asiduo de las fases finales aunque incapaz de ganar el torneo pese a las millonarias inversiones de su dueño, Roman Abramóvich. Las diferencias económicas a favor de los londinenses no se notarán en el campo. “Ya no somos tan buenos”, confesó el sábado Fran Lampard, centrocampista del Chelsea, tras empatar en casa ante el Tottenham y quedarse a cinco puntos de este, cuarto clasificado, alejándose de entrar la próxima temporada en la Champions, algo impensable en las nueve ediciones anteriores.

Roberto di Matteo es una mera transición hacia un entrenador de más peso

Lampard, de 33 años, se refería a sí mismo, pero también a sus compañeros Drogba (34), John Terry (31) y Ashley Cole (31). La columna que, junto al portero Peter Cech, de 30, ha alternado con el Manchester United el gobierno del fútbol inglés, conquistando tres Ligas y otras tantas Copas. Una evidencia tras el fracaso del técnico ungido para facilitar el cambio generacional, André Vilas-Boas, despedido hace un mes, y la constatación de que su segundo ahora al mando, Roberto di Matteo, es una mera transición hacia un entrenador de más peso. Hasta tal punto que la prensa inglesa acusó al capitán Terry de dirigir desde el banquillo la remontada en la vuelta de octavos de final ante el Nápoles, dando voces más potentes que las del entrenador. Di Matteo no tiene la fuerza para llevar a cabo ninguna revolución, ni tampoco para apostar por Fernando Torres, por mucho que el delantero madrileño recobrara su oxidado olfato goleador en las semifinales de la Copa ante el Leicester, hace 10 días, con dos tantos. Torres, por cierto, podrá saludar al lateral benfiquista Joan Capdevila, dos campeones de Europa y del Mundo con España venidos a menos.

El Chelsea ha tenido dos técnicos portugueses en los últimos años (José Mourinho estuvo entre 2004 y 2008) y su legado se nota en el contingente de jugadores lusos en el club londinense: Meireles, Eduardo, Nelson Oliveira, Ferreira, Hilario y Bosingwa. Dos exbenfiquistas, además, los brasileños David Luiz y Ramires, ahora en Stamford Bridge, ganaron con el Benfica del actual entrenador, Jorge Jesus, la última Liga, en 2010.

El Benfica es un noble en horas bajas. Hace 50 años que conquistó su segunda Copa de Europa, 5-3 al Madrid, un año después de vencer 3-2 al Barça en su primer cetro europeo. Desde entonces, perdió una final ante el PSV en 1988 y otra ante el Milan en 1990. Solo ha ganado tres Ligas en 18 años, sometido cada año a distintos achaques. El cuadro de Jorge Jesus llegó a liderar la Liga con una ventaja de ocho puntos, dilapidados en las últimas jornadas. El campeonato luso, muy apretado, se lo disputan el Benfica, el Braga y el Oporto. Y el Benfica, que recibe al Braga este fin de semana, es un equipo subido a una montaña rusa, muy inestable. Lo mejor es el ataque. El paraguayo Cardoso, más goleador que nunca, está acompañado por la izquierda por el español Nolito, delantero tenaz y poderoso que ha conquistado a la hinchada lisboeta. Da Luz también está feliz con el rendimiento del hispano-brasileño Rodrigo, lesionado en los octavos de final de la Champions por una entrada de Bruno Alves, excentral del Oporto, ahora en el Zénit de San Petersburgo. El tercer español, Javi García, sigue firme como mediocentro defensivo mientras que el exvalencianista Pablo Aimar, de 32 años, ofrece una creatividad intermitente por las numerosas lesiones.

El vencedor de este choque de clases se medirá al ganador de la eliminatoria entre el Milan y el Barça.

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