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La precipitación del jugador fetiche

Mourinho fuerza el regreso de Di María, su futbolista favorito, ante los recelos de la plantilla

Diego Torres
Di María, a la derecha, en el entrenamiento del Madrid.
Di María, a la derecha, en el entrenamiento del Madrid.DANI POZO (AFP)

Todos los entrenadores tienen un jugador fetiche. El jugador por el que José Mourinho siente una debilidad singular, por encima de todos los demás, es Ángel di María. La devoción del técnico del Madrid por el extremo argentino ha sido tal que incluso ha llegado a desafiar los límites de la ciencia médica poniéndole a entrenar y a jugar con un músculo a medio sanar. No una vez. Varias veces desde enero, alternando sucesivas recaídas, cada una más peligrosas que la anterior. El proceso es delicado. Si acaba en una intervención quirúrgica el futbolista correrá el riesgo de arruinar su carrera. Según fuentes del club Di María acudió a Pamplona el sábado pasado sin tener el alta de los médicos de Sanitas que trabajan para el club. En el vestuario aseguran que el futbolista tenía el visto bueno de médicos portugueses que discrepan en su diagnóstico y en su tratamiento con los traumatólogos españoles. Mourinho prefiere creer en el juicio de los portugueses.

Cuando Di María regresó de las vacaciones de Navidad el club emitió un parte médico en el que informó que habría sufrido una rotura fibrilar en el recto anterior del muslo derecho. Desde entonces Mourinho se ha esforzado por recuperarle con abnegación. En el vestuario es vox pópuli: por acelerar su reaparición antes del clásico de la ida de la Copa, contra el Barça en el Bernabéu, el futbolista agravó su desgarro. La convalecencia se prolongó hasta mediados de febrero. Dicen los compañeros que cuando Mourinho contempló la complicidad creciente entre Kaká y Özil, tras su excelente partido en la vuelta de la Copa en el Camp Nou, su reacción fue mandar a Di María a saltar al campo para acelerar su retorno. Contra la opinión de los médicos que trabajan en el club.

Jugará ante el Apoel, pero aún no lo hará los 90 minutos” José Mourinho

Como el técnico trataba al extremo con más afecto que a nadie, como le llamaba aparte para preguntarle cómo estaba y le dedicaba más tiempo que a ninguno de sus colegas, en la plantilla se extendió un sentimiento de celosía. Sobre todo entre los que juegan del medio campo hacia adelante. Kaká, Özil, Benzema, o Higuaín, sienten que a ellos Mourinho nunca les reservaría el mismo tratamiento a pesar de ser mejores futbolistas que Di María. El empeño por conseguir que el futbolista regresara para disputar la Champions contra el CSKA precipitó su reaparición ante el Racing. Solo jugó unos minutos antes de lesionarse de gravedad.

“Di María tuvo una lesión difícil, pero está recuperado”, ponderó ayer Mourinho. “Está entrenando a tope desde hace unos diez días. Pero entrenar es entrenar, y jugar es jugar. Es completamente diferente. La sensación en Pamplona, a pesar de los 10 minutos que jugó, ha sido muy buena para él y para nosotros. Y contra el Apoel jugará más de 10 minutos seguramente. Pero todavía no queremos que juegue 90 minutos. Es un jugador importante para el equipo. Lo hemos echado de menos a pesar de que siempre hemos tenido resultados positivos. Es muy importante para nosotros y tiene que estar”.

Mourinho lleva semanas buscando el momento idóneo para meter a su favorito en el equipo titular. Para ello debe ahuecar la media punta. Que Kaká fuera suplente en Nicosia y no disputara ni un minuto en Pamplona es interpretado por sus compañeros como la preparación del terreno para que regrese Di María.

Los jugadores se reían cuando Mourinho convocó a Di María lesionado para disputar la ida de la Copa ante el Barça. El técnico quería lanzar mensajes de distracción a su rival utilizando para ello a un futbolista que considera capital para su equipo. “¡Pregúntale a Guardiola a ver si está pendiente de si juega Di María!”, bromeaban en el vestuario.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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