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SIN ESPINILLERAS
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Arriesgar por necesidad y por convicción

Guardiola optó por agitar el partido, consciente de que la sobreexcitación y la emoción no suele convenirle al Barça

Ramon Besa
Guardiola y Allegri, durante el duelo del Camp Nou.
Guardiola y Allegri, durante el duelo del Camp Nou.Jasper Juinen (GETTY)

Asumido que el estilo de juego del Barça es irrenunciable y, como tal, susceptible de ser descifrado y combatido, Guardiola no solo procura que el equipo evolucione tácticamente cada temporada a partir de los fichajes, sino que le encanta intervenir en los partidos. Así, durante el presente ejercicio, los azulgrana han utilizado con regularidad un despliegue al que antes solo se recurría en caso de necesidad: el 3-4-3 —tres defensas, tres delanteros y cuatro medios en rombo. No hay mejor ejemplo que el de la eliminatoria contra el Milan. Aunque al Barcelona le alcanzaba con ganar el partido de vuelta, actuó como si precisara remontar el resultado de la ida disputada en San Siro (0-0).

Aparentemente fue una temeridad, sobre todo en una competición exigente y de tanto riesgo como la Champions y frente a un adversario de la talla del Milan, puñetero, táctico, físico y legendario, capaz en su día de negar a la Quinta del Buitre y acabar con el Dream Team en la Copa de Europa. A pesar de que Allegri no es Capello ni mucho menos Sacchi, el Barcelona jugó con fuego, sobre todo hasta que contó el segundo tanto de penalti y Alves se recogió como lateral después de actuar de extremo. A partir del 4-3-3 y con un gol de ventaja, el Barça estuvo más sosegado y cómodo en la cancha y el Milan no supo sobreponerse ofensivamente a sus penalidades en defensa.

Ausente Thiago Silva, los errores de los centrales del Milan fueron determinantes en los tres goles, tanto por los penaltis concedidos en dos momentos cruciales del partido, cuando tenían opciones de clasificación, como por la manera en que se plegaron ante Messi en la jugada del 3-1 marcado por Iniesta. La Pulga provocó el pánico en la zaga del Milan, justamente lo que pretendía Guardiola cuando diseñó el partido sin reparar en la eliminatoria. El técnico azulgrana estaba convencido de que para ganar necesitaba generar ocasiones de gol y, por tanto, precisaba aumentar el protagonismo de Messi, muy controlado en el encuentro de San Siro por Ambrosini y Nesta.

Guardiola se salió con la suya: ganó el partido porque aprovechó mejor las oportunidades que en la ida a partir de la omnipresencia de Messi

La mejor manera de activar a La Pulga pasaba por estirar el campo con dos extremos pegados a la línea de cal y juntar por dentro a los peloteros, decisión que benefició a Cuenca y perjudicó a Alexis. Afirma Guardiola que si los partidos los ganan los buenos futbolistas, se trata de generar las mejores condiciones para su lucimiento. Y, además, ya se sabe que si Messi marca, las cosas le suelen ir bien al Barça. La Pulga transformó dos penas máximas y a partir de la segunda el equipo se corrigió para no repetir los errores posteriores al 1-0. No ofreció el Barça su mejor versión, pero Guardiola se salió con la suya: ganó el partido porque aprovechó mejor las oportunidades que en la ida a partir de la omnipresencia de Messi.

Jugó mejor el Barça en San Siro que en el Camp Nou y, sin embargo, consiguió un peor resultado. No quería Guardiola que se repitiera la situación y optó por agitar el partido, aun cuando era consciente de que la sobreexcitación y la emoción no le convienen habitualmente. Necesitaban los azulgrana que pasaran cosas mientras que el Milan aspiraba a matar el partido en silencio, cansado toda su vida de jugar al 0-0. La apuesta supuso un riesgo. A cambio de perder control, fluidez y juego de posición, cosa que favoreció la inestabilidad y un cierto caos táctico, consiguió remover el encuentro y generar una sensación de peligro continuo que prácticamente no se dio en Milán.

Y, puestos a resolver cuál de los dos era mejor, salió ganador el Barça, siempre reconocible por su estilo y fútbol ofensivo y, al tiempo, capaz de adaptarse a las circunstancias de los partidos porque cuenta con el número uno del mundo, Messi, y con dos de los mejores futbolistas del momento a la hora de descifrar el juego: Mascherano y Busquets. Arriesgó Guardiola por necesidad, la que demandaba la presencia del Milan, y por convicción, sobre todo porque el Barça no sabe especular.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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