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“No podemos adelantar”

Alonso lamenta la falta de aceleración y velocidad punta del Ferrari y se prepara para Bahréin, “el peor circuito” para la escudería italiana

Oriol Puigdemont
Fernando Alonso, en el circuito de Shanghái.
Fernando Alonso, en el circuito de Shanghái.Mark Thompson (Getty Images)

Reconocía Fernando Alonso el pasado invierno que Pat Fry, director técnico de Ferrari desde que Aldo Costa, su antecesor, fue despedido antes del último Gran Premio de Mónaco, había reorganizado a la tropa de Maranello para que cada cual desempeñara la función más adecuada según su formación y deseos. “Con Pat ha cambiado radicalmente la estructuración del equipo. Cuando llegó (a mediados de 2010), se dio cuenta de que había gente que realizaba unas tareas que no eran las suyas. Él ha puesto a todo el mundo en su sitio. Ahora, cuando la gente entra en la fábrica hace lo que le gusta”, argumentaba el asturiano poco antes de comenzar la pretemporada. El liderato que Alonso lucía hasta ahora en la tabla de puntos, validaría divinamente esta tesis si no fuera porque se trataba de una posición circunstancial, absolutamente contaminada por la tormenta que desnaturalizó la carrera de hace 15 días, en Malasia.

El rendimiento del F2012 está lejos del que ofrecen las propuestas de la competencia. Ya no solo de McLaren, que parece haber hecho diana en la confección del MP4-27, y de Red Bull, sino también de Mercedes o Lotus. El punto más preocupante para los tifosi radica en que las mejoras introducidas hasta ahora en el bólido rojo han sido pocas y prácticamente inefectivas. El retraso que lleva el prototipo bordea el segundo por vuelta, y eso supone un lastre difícil de reconquistar con el Mundial en marcha.

El problema al que se enfrenta Ferrari ya no es que el F2012 sea lento, sino que, además, la Scuderia anda inmersa en una metamorfosis que, según el propio Fry, lleva su tiempo. “No solo es cuestión de detallar los puntos débiles de nuestro coche. Lo que debemos hacer es cambiar la metodología empleada para seleccionar, diseñar y fabricar las piezas, para así poder ser competitivos a largo plazo. Tenemos trabajo en todos los frentes, no solo en las mejoras que vamos a llevar a Barcelona”, desgrana el ingeniero.

Esta posición es más real que la de Australia y Malasia", aseguró el piloto asturiano

En China, Alonso terminó la carrera en la misma posición que la comenzó, el noveno, por detrás de un Mercedes, los dos McLaren, los dos Red Bull, un Lotus (el de Grosjean, séptimo) y los dos Williams. Especialmente doloroso resulta este resultado si se atiende a que el asturiano afrontó la tercera visita a los talleres como cuarto clasificado (vuelta 39), en el mismo instante que Hamilton, que circulaba el tercero. Al reincorporarse a la pista los dos en fila, el potencial que esconde el McLaren llevó a su conductor hacia arriba, mientras que la flojera del Ferrari quedó más que constatada en las infructuosas intentonas que hizo Alonso para deshacerse de Maldonado. Hamilton fue sorteando rivales con la facilidad que le caracteriza hasta cruzar la meta el tercero, a 26 segundos del ganador, mientras que el chico de Oviedo lo hizo 11 segundos después y con cinco coches entre él y quien fuera su compañero en 2007.

“Elegimos una estrategia a tres paradas, eso nos obligaba a adelantar a gente en pista y ahora mismo, no podemos. Con la velocidad punta que tenemos en estos momentos, no hay nada que hacer. Creo que en la recta no he hecho ningún adelantamiento, y los que he conseguido han sido en puntos inusuales”, argumentó Alonso, que llegó a China como líder del campeonato y se fue el tercero. “En cuanto al coche, esta posición es más real que la de Australia y Malasia, pero también tengo el convencimiento de que, en una carrera sin tanto tráfico, estaríamos delante de Williams y de Grosjean sin mucha dificultad”, añadió Alonso. “No creo que nadie piense en el Mundial. Yo he terminado el noveno y Felipe, el 13º, y nos hemos quedado fuera de la Q3 en cuatro de las seis que se han disputado. Llegar aquí como líder no era más que una casualidad. Tenemos que ser honestos con nosotros mismos”, justificó el primer piloto de la marca de Maranello.

Con la incertidumbre que aún planea sobre la celebración del Gran Premio de Bahréin, el domingo que viene, Alonso aún espera pasarlas más canutas allí, dadas las carencias de su bólido y el perfil del trazado. “Bahréin será seguramente el gran premio más complicado porque es un circuito de velocidad punta y tracción, que es precisamente lo que le falta al coche”, zanjó el bicampeón del mundo con Renault.

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