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EL MALECÓN
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Campeón de campeones

Este Real Madrid se ha ganado con creces todos los honores, victorioso en todas las plazas de alta alcurnia

José Sámano
Mourinho y Cristiano Ronaldo se abrazan.
Mourinho y Cristiano Ronaldo se abrazan.CESAR MANSO (AFP)

Nada mejor que una catedral para entronizar a un campeón grandioso. Si todo ganador merece la mayúscula, este Madrid se ha ganado con creces todos los honores. Con toda su solera, no ha conquistado su 32º título, sino algo más, mucho más. Como mínimo, ha abierto un paréntesis en el mejor ciclo de la historia de su gran adversario, el Barcelona, que le ha llevado al límite. La respuesta madridista ha sido fabulosa: por ahora, 94 puntos y 115 goles.

El Madrid ha hecho una cumbre colosal, con victorias en todas las plazas de alcurnia, vencedor en el Camp Nou, el Calderón, Mestalla, el Pizjuán, el Villamarín, Anoeta y San Mamés. No es algo superfluo. En ellas habitan los únicos campeones de la Liga, salvo el Deportivo, de paso por Segunda.

El fútbol le ha llevado a hombros, como al Barça otros cursos

La victoria sobre el Barça en su estadio fue la guinda, el broche de oro para un equipo que, concentrado en el fútbol, no ha tenido freno. Despojado de los fantasmas, claro que triunfó en Barcelona. “En el vestuario he escuchado que es imposible ganar aquí”, deslizó Mourinho tras la vuelta de la Copa. Pues ya lo ve. Sus jugadores lo hicieron. También se equivocó al vaticinar que el Barça jugaría seguro la final de la Champions queriendo dar a entender que en los despachos de la UEFA le pondrían una alfombra. Pues ya lo ve.

En el fútbol hay que ganárselo en el campo, con o sin accidentes arbitrales u otras cuestiones suburbiales. Hay de todo. Un día sale cara y otro cruz. Pero el fútbol no engaña y, a la larga, premia al mejor. Y ese ha sido el Madrid, que, a partir del juego, se sobrepuso a otra derrota con el Barça en Chamartín y a una semana tenebrosa ante Levante y Racing. En su segundo bache (Málaga y Villarreal), casi se enreda del todo por la conspirativa imaginación de su técnico. Lo evitaron los futbolistas y el Madrid despegó otra vez hasta el trono final guiado por un Cristiano sublime, un Ramos imperial, un Alonso como un reloj, un Casillas en plan Casillas, un Benzema mejor que el mejor Benzema, un Higuaín competitivo como el que más, un Özil que se mueve como Nijinsky y encanta como Merlín...

Con estos y otros, con este equipazo, encontró el Madrid la senda del éxito. El fútbol le llevó a hombros, como al Barça en otros cursos. No es necesario el vinagre de Mourinho ni que Guardiola, que supo llegar y parecía saber irse, se destape ahora con que el campeón es “justo”, pero se han “silenciado cosas”. ¿Qué cosas? ¿Por qué atizar la hoguera con intrigas el día del alirón del rival, como este cuando iba a rebufo? Y mal los gestos de CR, corte de mangas incluido, aunque esgrima la inquina popular que soporta. Todo sobra. Un brindis por el mejor, por un campeón de campeones. Y punto.

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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