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Cavendish derribado, vence Goss

El líder, Phinney, cruzó la meta en ambulancia tras una tremenda caída en el ‘sprint’

Carlos Arribas
El 'sprint' accidentado donde cayó Cavendish y Phinney.
El 'sprint' accidentado donde cayó Cavendish y Phinney.LUK BENIES (AFP)

Finalmente, Cavendish probó de su propia medicina y se desgarró el culotte en el áspero asfalto danés. Fue una caída inevitable, lo que, seguramente, no le irá nada mal al Giro, que conseguirá su objetivo, que sus imágenes se conviertan en lo más visto del día en las decenas de soportes disponibles. Así están las cosas, Cavendish cruzó la meta paseando con la bici al hombro y el líder, el chavalillo de Colorado Tyler Phinney, caído pocos segundos después, en ambulancia y con el temor de una fractura de tobillo. Ganó otro anglosajón, son los tiempos, el australiano de Tasmania Matt Goss, segundo ayer a la sombra de Cavendish como a su sombra estuvo los años pasados, cuando compartían equipo en el HTC. Y pese a eso ganó también su Milán-San Remo. Fue el último día danés. Tarde noche el pelotón cogió un avión para Verona, donde, tras descansar el martes, el Giro regresará el miércoles con una contrarreloj por equipos.

Fue el final ideal para los que llevan años repitiendo que algún día pasará algo, los viejos del sprint que alertaban que los jóvenes, la generación Cavendish, no tenían, en palabras de Freire, "ni miedo ni respeto". Evidentemente, en tiempos de Cipollini, o del mejor Petacchi, en tiempos en los que la vieja Europa era el presente, y no ya el pasado, como ahora, esto -el llanto y crujir de bicicletas, el espectacular funambulismo de uno como Favilli, capaz de hacer saltar su bicicleta, a 70 por hora, sobre el cuerpo caído de Cavendish, todo, a menos de 200 metros para la meta en una amplia y recta recta- no habría pasado. A Cipollini y sus terribles guardaespaldas, que asustaban solo con su presencia, ningún osado se habría atrevido a intentar interrumpir su tren triunfal en la última recta. Y a quien lo hiciera le esperaba, y lo sabía, el codazo destemplado, el manillar en las costillas, el empujón. Ah, el orden que tantos añoran.

Ah, el caos actual. En la última etapa danesa del Giro, en Horsens, en una recta inmensa, casi dos kilómetros tras la última curva, que los corredores conocían de memoria pues formaba parte de un circuito al que habían dado varias vueltas, Cavendish fue capaz de perder su tren, de permitir que entre su rueda delantera y la trasera de su magnífico piloto, Geraint Thomas, se infiltrara medio pelotón. Le tocaba, así, intentar la vía heroica hacia la victoria, buscarse la vida en la selva. A 175 metros de la llegada lanzó su ataque. Era entonces el décimo del pelotón, a una distancia de cuatro bicicletas de los dos primeros, Impey, sudafricano, que lanzaba a Goss perfectamente hacia la limpia victoria. Petacchi calcula que para superar un hueco como el que separaba a Cavendish de Goss, unos ocho metros, un ciclista debería llevar una velocidad cinco kilómetros por hora superior. Así que si el de Tasmania, uno de esos que coge velocidad en progresión, había alcanzado una velocidad punta de 70 por hora, el inglés de Man debería ponerse, en pocas pedaladas a 75. Nunca se sabrá si habría sido capaz de tamaña acción porque cuando empezaba su progresión, desde la izquierda intentó adelantar por la derecha, cambiando de carril mucho más lento que el Cavendish que progresaba, el italiano Ferrari, que se llevó de lado al inglés al suelo. Un derribo claro.

A sus espaldas, un infierno de chirridos y chillidos en el que Phinney, valiente todo el día el líder de rosa, con ánimo para presenciar de cerca el peligroso sprint, ingenuamente, se vio envuelto. Cruzó la línea de meta en ambulancia, de donde salió poco después con una bolsa de hielo en el tobillo. Y así, dando saltitos a la pata coja, subió al podio a por una nueva maglia rosa. “Por un momento temí lo peor, una fractura”, dijo Phinney, de 21 años. “Pero creo que lo podré superar. Y me viene bien que haya un día de descanso”.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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