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La reivindicación de Serena

Williams busca su primer título ‘Premier Mandatory’ desde 2008 ante Azarenka

Juan José Mateo
Serena Williams celebra su victoria.
Serena Williams celebra su victoria.Mike Hewitt (Getty Images)

Hay veces que las apariencias engañan. Durante la semana, la estadounidense Serena Williams se dejó fotografiar a las puertas del parque de El Retiro, montada en una bicicleta y con su perro de compañero. Una turista más en la calle Alfonso XII. La número nueve, sin embargo, no está en la capital de España de visita, sino para ganar su primer torneo Premier Mandatory, el escalón inmediatamente anterior a los grandes, desde 2008. Tras ganar 7-6 y 6-0 a la checa Hradecka, lo buscará el domingo ante la número uno mundial, la bielorrusa Azarenka (6-2 y 6-4 a la polaca Radwanska). Serena, que ha consolidado una racha de 12 partidos invicta y se impuso en Charleston en abril, no ha levantado el pie del acelerador en toda la semana. A sus oídos llegó un rumor que sintió como un latigazo.

El miércoles, la ganadora de 13 torneos grandes supo que en el vestuario había voces que decían que no trabajaba lo suficiente y que no le interesaba el tenis. Esa afirmación no le dejó indiferente. Al poco de conocerla, sorprendida, la comentó informalmente con el departamento de prensa de la WTA, el organismo que organiza el circuito femenino. No fue una puesta en común de ideas. Fue un monólogo de la estadounidense, que, lejos de justificarse, fue escuchada lanzando desafíos al aire: “¿Que no trabajo? ¡Ya verán si trabajo!”.

“Ahora mismo”, dijo luego en público, combatiendo la idea de que su dedicación a los negocios supone una distracción con respecto a sus intereses deportivos; “estoy realmente concentrada en mi tenis. Creo que eso está ayudando a mi nivel porque estoy intentando recuperar el que tenía la última vez que gané en Wimbledon (2010). Esa es mi meta”.

¿Que no trabajo? ¡Ya verán si trabajo!", dijo indignada ante los que dudaban de su profesionalidad

Aquel día, la menor de las hermanas Williams había aparecido por el club antes de las 10 de la mañana, se había entrenado sobre la tierra azul y luego había dedicado más de una hora y media a trabajar en el gimnasio. Pronto planeó una reivindicación. Primero se deshizo de la danesa Wozniacki, otra ex número uno. Luego tumbó a la rusa Sharapova, la segunda mejor tenista del momento, y una rival que la motiva especialmente, ya que se considera culpable de haber lanzado su carrera (Williams perdió contra una Sharapova de 17 años la final de Wimbledon 2004). Finalmente, se aseguró subir del número nueve al seis y se citó con Azarenka en la final. Será bajo el sol del domingo y en Madrid. Serena llega mecida por una estadística: domina 6-1 sus enfrentamientos contra la mejor tenista del momento.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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