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“Ahora toca esperar el milagro”

Purito, que saca 31 segundos a Hesjedal, se juega el Giro en la crono de 28,2 kilómetros- inicialmente eran 30 aunque la organización la acaba de acortar- por Milán

Carlos Arribas
Joaquín Rodríguez 'Purito' posa con la maglia rosa
Joaquín Rodríguez 'Purito' posa con la maglia rosaCAVAGGIONI/JACOB (EFE)

Si mi preparador, Sebastian Weber, cree en mí, y nunca se ha equivocado, yo también debo creer en mí”, dice Purito la víspera de la contrarreloj más importante de su vida: el Giro en juego por las calles de Milán durante 28,2 kilómetros- inicialmente eran 30 aunque la organización la acaba de acortar por "razones de viabilidad"-. “Puede permitirse perder un segundo por kilómetro y ganaría la carrera por un segundo, pues ahora saca 31 a Hesjedal”, habla ligero su director, Valerio Piva, una forma de destensar la presión. “¿Presión? ¿Qué presión?”, dice Purito, que nunca ha destacado como contrarrelojista; “toda la presión es para Hesjedal, que sale como favorito, y se siente favorito. Es él quien puede fallar. Yo, no. Yo llevo a un gran nivel desde febrero, ganando... He vencido en dos etapas, he llevado la maglia rosa 10 u 11 días... Es para estar satisfecho ¿no?”.

Una frase hecha dice que en el deporte en general y en el ciclismo en particular no vale la aritmética, que dos más dos no son cuatro, pero, llegado el momento, todos en el Giro agarran la calculadora, suman, dividen, descubren que en el prólogo, casi nueve kilómetros, Hesjedal aventajó a Purito en 14 segundos, a poco más de un segundo por kilómetro, con lo que en los 30 de Milán debería sacarle 40 o así. Y, como no gusta la conclusión, se regresa a la casilla de partida, a hablar de lo intangible. “La última contrarreloj no es la primera. Nunca son las mismas diferencias. Mi preparador me ha dicho que es una crono que se adapta a mí, con tantas curvas para relanzarse”, dice Purito, que cree. Que cree tanto que dice: “Ahora toca esperar el milagro y ganar el Giro, ¿por qué no? Sé que tengo que hacer la guerra conmigo mismo, que tengo que hacerla a tope y perder el menor tiempo posible”.

En De Gendt, el invitado sorpresa, el mejor contrarrelojista de los cinco primeros, Purito prefiere no pensar: ¿cómo iba a ganar el Giro si dudaba de una ventaja de 2m 18s para una contrarreloj de 30 kilómetros y urbana?

La consideración de Hesjedal como gran contrarrelojista ha tomado tamaño de leyenda urbana, pues, rebuscando en su historial, aparte de algún título de campeón canadiense de la especialidad, no hay ningún dato que lo avale. "En efecto, no es tan bueno en las contrarreloj como se dice”, matiza su director, Bingen Fernández; “no las tengo todas conmigo. Que pueda levantar los 30 segundos…”. Y el propio Hesjedal, que tiene consideración de nervioso, lo confirma: “No sé, no sé, no sé qué pasará. Nunca había estado en una situación como esta”.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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