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El regreso del futbolista antiguo

Juanfran es muy apreciado por los veteranos del Atlético, que ven en él a un jugador respetuoso con los viejos valores y heredero de Rivilla o Calleja

Juanfran entra en el vestuario.
Juanfran entra en el vestuario.Jasper Juinen (Getty Images)

Faltaba media hora para el inicio del acto de presentación de Juanfran como nuevo jugador del Atlético. Aquella mañana del 12 de enero, entre bambalinas, recién llegado de Pamplona, Juanfran descubrió a Adelardo, el jugador que más partidos ha defendido la camiseta rojiblanca y se fue a por él: le tendió la mano, le dijo que era un honor conocerle, se ofreció para todo aquello que pudiera necesitar la agrupación de veteranos y le significó su respeto. Luego, ante los focos, Juan Francisco Torres Belén (Crevillent, Alicante; 9 de enero de 1985) prometió que haría lo posible por honrar esa camiseta y que tenía un objetivo: ganar títulos para el club y llegar a la selección española. El “rayo del Atlético de Madrid”, según se define en su cuenta de twitter (@juanfrantorres), lo ha conseguido. El Manzanares, que lleva meses cantando “¡Juanfran, selección!”, estará muy feliz.

Juanfran ha calado en el Atlético porque es mucho más que un futbolista forjado en La Fábrica, siendo cierto que el Madrid le fichó del Kelme a los 16 años y que formó parte de una generación espectacular, la que recuerda al Castilla de Juan Ramón López Caro: Arbeloa, De la Red, Soldado, Rubén, Mejía, Valdo... Pero a Juanfran, que jugó un año cedido en el Espanyol, no se le entendería sin los cuatro años que se ha pasado en Navarra —“gracias a ti, tendremos trabajo la próxima temporada”, le agradecían los empleados la noche que Osasuna se salvó del descenso con un gol suyo al Madrid— y, por descontado, si se ignora su paso por Las Rozas.

Internacional con España desde las categorías inferiores, jugando como extremo, participó en los Mundiales sub 20 de 2003, en Emiratos Árabes, donde fue subcampeón con Iniesta, Carlos García, Sergio García, Corominas, Gabi, Vitolo o Moyà, y 2005, eliminado en los cuartos de final por la Argentina de Messi junto a Llorente, Silva, Albiol y Cesc. Lo suyo se interpreta como un regreso a casa. “Es un jugador de selección, siempre lo fue”, proclaman los miembros del cuerpo técnico de la federación.

Sobrino de Vicenç Torres, que jugó con el Hércules en la década de los sesenta, Juanfran, cuentan, es un futbolista antiguo, dicho sea como un elogio, porque asume la profesión desde una visión poco habitual en los tiempos que corren. Maneja códigos que huelen a vestuario y césped recién cortado, axiomas empíricos de un fútbol en peligro de extinción. Por eso acaba siendo líder natural de cualquier caseta que pise —ayer, muchísimos compañeros le felicitaron vía twitter—, ya que asume la profesión desde una visión poco habitual hoy por hoy. Casado con Verónica, su novia de toda la vida, es padre de Oliver, un niño de dos años, y suele trasnochar por culpa de la NBA, aunque este año no ha tenido muchas alegrías como fan incondicional de los Lakers.

Es amigo desde juvenil de Arbeloa y Soldado, con los que se ha reencontrado en su regreso a la selección y con los que creció, siendo un extremo, en las divisiones inferiores del Madrid. La primera vez que se recuerda a Juanfran jugando como lateral fue por una emergencia, en la final del Mundial sub 20 de Emiratos Árabes, contra Brasil. Expulsado Melli al principio del partido, José Armando Ufarte, el entrenador, le reubicó como zaguero. Años después, fue Gregorio Manzano quien le movió dos pasos atrás. “Si me pones cinco seguidos, juego de lateral”, respondió Juanfran a Baraja, segundo de Manzano, cuando le preguntó si se veía ahí. Cuando llegó, Diego Pablo Simeone se lo volvió a preguntar. “Dame confianza y juego donde me pidas”, le respondió. Y El Cholo se la dio.

Hoy, Juanfran es campeón de la Liga Europa y ha debutado con España después de un aprendizaje intensivo. “Tengo mucha confianza en mí mismo. No creo que haya muchos extremos que me puedan superar. Entre lo que he aprendido a marcar, mi velocidad y lo que yo sé de cómo puede pensar un jugador de banda, creo haber comprendido la posición”, dice. “Juanfran tiene lo que se ha ganado por méritos”, aseguró Vicente del Bosque, que no negó que los problemas físicos de Iraola le han despejado el camino. “No era tan raro que un extremo acabara siendo lateral”, añadió el seleccionador, que le conoció en punta y se lo lleva a Polonia como lateral.

Adelardo, legendario centrocampista del Atlético, entronca el tránsito de Juan, como llama a Juanfran, en una vieja tradición rojiblanca: “Rivilla, Calleja, Aguilera… Todos fueron excelentes defensas tras haber jugado de interiores o incluso extremos”, recuerda. Feliz por el pasaporte que le ha dado Del Bosque para la Eurocopa, destaca que Juanfran es un futbolista de los de antes. “Se podría sentar a jugar al mus con nosotros”, dice, como elogio, pensando en aquel equipo que capitaneó, con Peiró o Collar, con Ufarte o Luis, futbolistas de referencia para el club de la ribera del Manzanares. Solo censura una cosa al nuevo futbolista de La Roja: “Le tuve que pedir que dejara de llamarme de usted”. Juanfran se ha ganado el derecho a tutearse con los grandes.

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