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Velickovic empuja al Madrid

Al Baskonia le sobra el último cuarto y el conjunto de Laso lo remata a triples (66-76) para recuperar el factor campo en la serie [2-2]

Tomic penetra a canasta ante Lampe.
Tomic penetra a canasta ante Lampe.David Aguilar (EFE)

Había miedo a los asuntos colaterales. Había declaraciones sobre el trío arbitral, sobre la anterior actuación arbitral, sobre los asuntos sobrevenidos. Pero eso estaba en el ambiente, no en la cancha, donde los jugadores prefirieron jugar al baloncesto con mayor o menor acierto, pero en un duelo tan intenso como atractivo, tan imprevisible como bello. Incluso inesperado.

Por ejemplo, el Madrid tenía a Tomic dominando el rebote como si sus brazos se extendieran por encima de la galaxia del Baskonia. Y, por ejemplo, el Baskonia tenía a Lampe, el polaco que anuncia cuándo va a jugar bien y cuándo va a jugar mal. Y cumple, sin farfollas. Y se salió. Por dentro y por fuera, de lejos y de cerca. Pero había muchos más: estaba por ejemplo Prigioni, que, por inteligencia, podría jubilarse a los 65 años o lo que diga la Unión Europea. Y estaban los Bjelica, que nunca sabes por dónde van a rematar el duelo. Pero estaba Mirotic, que se estrenaba en el playoff y resultó terriblemente sorprendente. Y Tomic. Y Sergio Rodríguez, El Chacho, cuando alguien le llama a la puerta.

Pero se adivinaba un punto más de intensidad en el Baskonia. Como si la cercanía del éxito fuera mucho más poderosa que la del fracaso. El Madrid resistía en el rebote, pero moría demasiado en la orilla. Lo intentaba todo Pablo Laso, habitualmente con dos bases (Llull y Rodríguez) para rebuscar en el baúl de la cancha algún ingenio que superase los brazos del Baskonia. Lo cierto es que nadie se sintió nunca ganador. A cada arreón le seguía una tunda sin contemplaciones. A cada triple le sucedía otro sin tiempo para el desaliento.

C. LABORAL, 66 - R. MADRID, 76

Caja Laboral: Prigioni (6), Nemanja Bjelica (5), Oleson (5), Lampe (18) y Teletovic (12) —quinteto inicial—; San Emeterio (0), Milko Bjelica (14), Ribas (6) y Heurtel (0).

Real Madrid: Llull (4), Suárez (3), Singler (8), Velickovic (22) y Tomic (7) —quinteto inicial—; Sergio Rodríguez (15), Mirotic (7), Begic (0), Reyes (2), Pocius (0) y Carroll (8).

Árbitro: Arteaga, Hierrezuelo y Conde. Eliminaron a Nemanja Bjelica por cinco faltas por parte del Caja Laboral.

15.219 espectadores en el Buesa Arena. La serie (2-2) se decidirá en el quinto partido, en Madrid: mañana (20.30, Tdp).

El Baskonia dominó el primer cuarto (26-21) y se fue al descanso con menos ventaja (38-35) dando la sensación de que el partido estaba en su mano, pero que, al menor temblor, se le podía escapar como el agua entre los dedos.

El Madrid alternaba sus soluciones. Que si Velickovic o Sergio Rodríguez con sus triples, que si Llull con sus penetraciones, pero a cada golpe respondió a cara descubierta. Estaba claro que no era un partido de árbitros, sino de jugadores, y los diez que estaban en la pista en cada momento reclamaron su protagonismo sin funciones ajenas. Salió el Baskonia desatado tras el descanso, pero el Madrid le respondió, cómo no, con el mismo descaro.

Fue un ciclón el Baskonia, que llegó a alcanzar 11 puntos de ventaja, pero en el último cuarto, el que manda, el equipo de Laso supo congelar el corazón y calentar la muñeca hasta ponerse con ocho puntos de ventaja. Lo bueno para el Madrid es que todos colaboraron: Velickovic y Rodríguez, con sus triples; Tomic, con sus rebotes; el resto, con su actitud. Al Baskonia le pudo la ausencia anímica de jugadores fundamentales, como Teletovic, habitual salvador, o San Emeterio, el electrocardiograma del equipo.

El equipo madrileño estuvo soberbio en los minutos decisivos

Le pasó factura al Baskonia el bajón de Prigioni, majestuoso mientras vivió el partido, y le sobró firma al Madrid con el tiro exterior, de Velickovic, de Carroll, de Sergio Rodríguez.

El último cuarto del Madrid fue soberbio, variado en opciones y monocorde en los triples con porcentajes insospechados. Se jugaron muchos partidos en el Buesa Arena y los definitivos los ganó el Madrid por actitud, por acierto y por la buena gestión del estado de necesidad. Al Baskonia le sobró un cuarto. Y los árbitros, inadvertidos.

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