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La seriedad del fútbol

Con Van Marwijk, Holanda ha pasado de ser una selección divertida a otra bien competitiva y efectiva

Jordi Quixano
Los jugadores de Holanda, en una sesión de entrenamiento.
Los jugadores de Holanda, en una sesión de entrenamiento.JERRY LAMPEN (EFE)

Desde que sustituyera en 2008 a Marco Van Basten en el banquillo oranje, Bert van Marwijk ha reconvertido la diversión en seriedad, la alegría de su fútbol en un juego sobrio y efectivo. El trabajo colegiado se impone al vedetismo y a los egos de las estrellas. Así se lo aclaró a Van Persie en el pasado Mundial, cuando se quejó en público de una sustitución ante Eslovaquia, cuando le advirtió de que no jugaría más. Hasta que el futbolista, también en público, pidió perdón. Y, conforme a su pragmatismo, el seleccionador le devolvió a su puesto.

Lejos de la idea de la Naranja mecánica de Cruyff que asombró al mundo en la década de los 70, Holanda es ahora un equipo sin liberaciones tácticas. Todos al servicio del esfuerzo. Unas ideas que se esmeraron en recalcar desde el banquillo los ayudantes Frank de Boer y Cocu –“les convencimos de que, con entrenamientos muy intensos, pueden ser campeones”, expresan-, que ha resultado en una selección de lo más poderosa. Resulta extraño, sin embargo, que el seleccionador ensalce el juego de España y, sobre todo, del Barça como los mejores del mundo, aunque siempre puntualice que le encandila su eficiencia en el juego defensivo, más que su brillantez con el balón.

El trabajo colegiado se impone al vedetismo y a los egos de las estrellas

Criticado por el propio Cruyff y por los gurús del fútbol holandés, a Van Marwijk poco le importa, consciente de que en la pasada Eurocopa despachó a Italia y Francia con goleadas para caer derrotada después por la Rusia de Hiddink, y en Sudáfrica solo España pudo batirla en la prórroga de la final. Es un equipo con colmillo que no se desinfla, como ha demostrado también en esta fase de clasificación para la Eurocopa, toda vez que acumuló victorias hasta que certificó su pase, cuando concedió una derrota ante Suecia. Ahora, sin embargo, afronta una fase de grupos de lo más peligrosa, con Alemania y Portugal como parejas de baile, además de Dinamarca.

Pero no tiembla Holanda, que posee un ramillete de futbolistas excepcionales, solo débiles en la zaga. Una flaqueza, sin embargo, que apenas se nota porque el equipo, generoso, se repliega con presteza, siempre con las ayudas con bandera. Así, en la portería está Stekelemburg, portero talludo que ha sufrido un curso irregular en el Roma, pero que tiene todas las cualidades para recoger el testigo del gran Van der Sar. En la zaga, sin embargo, hace tiempo que juegan los mismos, con Van der Wiel, Heitinga y Mathijsen, sin brillantez pero cumplidores. En la izquierda, en cualquier caso, se presenta el mayor de los problemas para el seleccionador; no está Pieters, titular indiscutible, por lo que actuará Willems. Para cerrar los agujeros, con dos mediocentros, actúan Van Bommel –yerno del técnico- y De Jong, aunque Strootman pide paso. La exquisitez llega de ahí en adelante, puesto que Van Persie se alinea en la derecha para dar cabida a Huntelaar en la punta de ataque, con Sneijder de enlace y Kuyt por la izquierda. Tal es la abundancia de futbolistas excelentes en esa línea, que Robben o Van der Vaart podrían arrancar los duelos en el banquillo. Quién sabe, quizá para Van Marwijk tienen un fútbol demasiado alegre.

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