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El Madrid agota al Baskonia

El conjunto blanco hace valer su rapidez y un juego más maduro (76-69) para superar la eliminatoria

Felipe Reyes y Prigioni, durante el partido.
Felipe Reyes y Prigioni, durante el partido.FELIPE SEVILLANO (DIARIO AS)

Cinco agónicos partidos después, el Real Madrid discutirá la hegemonía del Barcelona en la final de la Liga Endesa. Como en sus otras dos victorias, terminó por imponer su mayor frescura física y profundidad de banquillo. Lo primero se plasmó en el ritmo que impusieron los dos Sergios, que terminaron por agotar a Prigioni, el cerebro del Caja Laboral. Lo segundo provocaba que mientras el Madrid no sufría con la rotación, los vitorianos notaban en exceso cuando sus hombres clave como Prigioni o Teletovic debían visitar el banquillo. Metidos en este tipo de faenas tan exigentes física y mentalmente, estas cuestiones terminan por ser determinantes.

REAL MADRID, 76 CAJA LABORARL, 69

Real Madrid: Llull (7), Singler (2), Suárez, Velickovic (15) y Tomic; Pocius (8), Reyes (12), Rodríguez (9), Mirotic (10), Begic (2) y Carroll (11).

Caja Laboral: Prigioni (8), Nemanja Bjelica (2), Nocioni (9), Teletovic (14) y Lampe (10); Ribas (2), Milkp Bjelica (6), San Emeterio (4), Heurtel (2) y Oleson (12).

Árbitros: Juan Carlos Arteaga, Daniel Hierrezuelo y Antonio Conde. Sin eliminados.

Palacio de Deportes: 13.109 espectadores. La final, contra el Barcelona, comenzará el miércoles con formato 2-2-1 y ventaja de campo para el Barça.

El último y definitivo cuarto de la serie evidenció estas claves, pues mientras el Madrid mantenía su pujanza, el Caja Laboral terminó deshilachado. Fue consecuencia de una minuciosa labor de desgaste, empezando por la exhaustiva persecución de Prigioni y terminando por la labor de zapador de Felipe Reyes, que ha completado una semifinal estelar. Entre medias, otra buena actuación del recuperado Velickovic, Mirotic haciendo de Mirotic y en general unas prestaciones tanto individuales como grupales destacables. El Caja Laboral, por su parte, llegó donde pudo y le dejaron, y demostró genio y figura, aunque esta vez no fuese suficiente, echando en falta una mejor condición de gente como Nocioni o San Emeterio.

El quinto encuentro reprodujo dinámicas vistas anteriormente y el Caja Laboral fue el primero que se puso el mono de trabajo. Ayudó la introducción de un nuevo elemento al debate. Sin margen para ningún tipo de reserva, Ivanovic no dudó en poner en cancha a un disminuido Nocioni, prácticamente inédito en la serie, y su equipo lo agradeció en primera instancia. Entre el argentino y un Teletovic esta vez con la muñeca afinada como se le presupone aprovecharon muy bien las ventajas físicas que de vez en cuando se producían por los cambios de hombre en la defensa del Real Madrid, y dejaron claro que la decepción de tener que volver a Madrid era agua pasada (12-22, minuto 9). Pero si algo ha demostrado esta serie es que cuando comienzan las rotaciones y salen las segundas unidades, lo acusan más los vitorianos que los madridistas. Sobre todo ante la versión que hemos visto últimamente de Sergio Rodríguez. Del control se pasó a la aceleración, y ahí el Madrid resulta muy superior, incluso cuando tiene a alguno de sus elementos más explosivos como Carroll algo pasados de revoluciones.

Cuando comienzan las rotaciones y salen las segundas unidades, lo acusan más los vitorianos que los madridistas

Los madridistas recuperaron terreno antes del descanso (37-37) pero volvieron a perder un poco el oremus en la salida del tercer cuarto. Dominando el rebote y con Lampe abriendo el campo de ataque con un par de triples, los vitorianos llevaron la iniciativa hasta que Velickovic demostró que esta serie debe llevar su nombre asociado. Con los primeros signos de agotamiento asomando, el Caja Laboral mantenía el tipo a la espera de que la presión ambiental se volviese en contra de los locales. Pero el Madrid ha madurado mucho esta temporada. No solo por lo que vimos en el cuarto partido, sino porque maneja cada vez mejor los tiempos de los partidos. Sabedor del talón de Aquiles vitoriano, siguió jugando a todo trapo, más si cabe cuando a falta de siete minutos Pablo Laso decidió jugarse un todo o nada con su pareja de bases en pista. Le volvió a salir bien, pues a pesar de que con el último aliento de Prigioni el Caja Laboral empató de nuevo el encuentro (59-59, a falta de seis minutos) dos triples de Sergio Rodríguez y Carroll dieron inicio a la fiesta.

El Caja Laboral llegó donde pudo y le dejaron demostrando su genio y figura

Como todavía no es equipo de dos velocidades, cuando el partido le pedía calma al Madrid por su ventaja (67-59) no la hubo, y permitieron un atisbo de rebelión baskonista. Pero los de Ivanovic ya no tenían la suficiente energía y claridad mental para aprovecharlo. La habían dilapidado en cinco maratones.

De forma plácida el partido murió y el Madrid vuelve a una final de la Liga Endesa. Justo premio para un equipo en constante crecimiento. Le espera el Barça. Palabras mayores.

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