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Ramos ya no se mira al espejo

Llamado a liderar con Piqué el centro de la zaga tras la baja de Puyol, el jugador de Camas asume el reto con la valentía propia de quien muleteó a un toro de 500 kilos

Navas fotografía a Ramos, en el hotel de concentración.
Navas fotografía a Ramos, en el hotel de concentración.Alejandro Ruesga

La Roja no recuerda una bronca semejante a la que Luis Aragonés le echó a Sergio Ramos una mañana del mes de junio del 2008, en Neustift (Austria), después del debut contra Rusia. “Déjese de hacer la mangoneta y haga lo que tiene que hacer un lateral”, le soltó el de Hortaleza al entonces lateral de Camas, harto de que en carrera se pasara el balón por la espalda para desequilibrar a los defensas. “Le sacaba de quicio”, recuerdan en La Roja. Por eso, un día estalló al más puro estilo zapatones, mirándole a los ojitos: “Usted llegue a la línea de fondo y centre que es lo que tienen que hacer los laterales”, le repetía una y otra vez. “Un fenómeno”, dice ahora Aragonés de aquel futbolista, tan distinto al de hoy.

Ramos no solo se ha centrado en el campo, sino también ha recolocado su vida; ha dejado de jugar de lateral y al tiempo ha cambiado influencias en su entorno. “Está enamorado”, aseguran sus amigos, que no dudan en valorar antes su honradez y bondad, que su imprudencia, que le ha llevado con la misma facilidad a explotarle el teléfono en las manos, vía su twitterbronca con Neuer, el portero del Bayern Múnich, como a plantarle cara a Mou para ganarse su respeto. A los 26 años y 84 internacionalidades, 38 de ellas con Del Bosque, Ramos, el futbolista que ha visto más tarjetas rojas en la historia del Real Madrid, es un jugador cada vez más maduro, con una jerarquía que no le daba antes ni la posición en la banda ni la edad. Llamado a coger el relevo de Puyol como pareja de Piqué, pocas cosas tiene más claras Del Bosque que la mezcla del andaluz con el catalán en el eje de la defensa.

Déjese de hacer la mangoneta y haga lo que tiene que hacer un lateral", le dijo Luis

“Su responsabilidad en el juego del equipo es máxima, en defensa pero también en la construcción”, descubre el seleccionador. Invitado a dar un paso adelante, Ramos, valiente, levanta la mano. “Pa lo que haga farta”, asegura en ese sevillano del que hace gala, con el arte y el valor que le llevó a ponerse delante de un toro de 500 kilos de la ganadería de Garcigrande, en una tienta con su amigo Talavante, según cuentan en los ambientes futbolístico-taurinos. “Está listo para dar un paso al frente, tiene peso en el grupo y ganas de asumir responsabilidades”, dice de Ramos su capitán en el Madrid y en La Roja, Iker Casillas.

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Ramos empezó a jugar de central en el Madrid porque se lesionó Carvalho casi al tiempo que Del Bosque reconocía que le preocupaba cómo cubrir el puesto. Castigado por Mou contra el Racing en el partido de Liga disputado a finales de abril (0-0; jugaron Varane y Albiol como centrales), el técnico portugués tuvo que recurrir al andaluz una semana después en el campo del Espanyol al romperse su paisano. Desde entonces, centrado, ha pulido su estilo. “Llega a todas, es muy potente y muy rápido”, le señala Xavi. “Le gusta jugar de central, se le nota”, admite Grande, que añade: “Y a nosotros como juega”.

Está listo para dar un paso al frente y asumir responsabilidades", piensa Iker Casillas

“Siempre ha sabido adaptarse a las situaciones que se le han exigido en el campo. Está centrado, se cuida en un momento óptimo de su carrera. La edad siempre te hace pensar un poquito más e ir limando defectillos, la experiencia es fundamental”, sostiene la mano derecha de Del Bosque. “Ramos me recuerda a Pirri”, dice. “Es tan bueno atacando como defendiendo”, elogia Albiol. “Aporta tranquilidad, sabe guardar el sitio y si en el campo da confianza, además es la alegría del vestuario”.

Fuerte en la marca, rápido al cruce, a Ramos ya no hay que pedirle que deje de mirarse al espejo antes de los partidos como tuvo que hacer Luis. “Va a salir usted muy guapo en la foto”, le decía. Ramos ha cambiado tanto que, incluso, se ha cortado el pelo.

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