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Francia se queda corta

Inglaterra, plagada de bajas, contiene a la selección de Blanc (1-1), con más gobierno pero que no llega a fascinar

José Sámano
Ribery y Gerrard, durante el partido.
Ribery y Gerrard, durante el partido.TOLGA BOZOGLU (EFE)

La tosca Inglaterra que se vaticinaba se sostuvo con la abnegación que no ha perdido ante una Francia menor de la esperada tras la ventilación de los tiempos de Raymond Domènech lograda por Laurent Blanc. Como resultado, los dos aspirantes que no se habían presentado en esta Eurocopa dejaron un partido con pocas rendijas, blindado por unos y otros en muchas fases del juego y con el empate como un bien menor para ambos. Francia estuvo un peldaño por encima en la medida que encontró a Ribèry, Nasri y Benzema, que, pese a alejarse de la portería contraria, tienen fantasía. Algo de lo que adolece Inglaterra, rebajada aún más por las ausencias de Rooney, sancionado hasta la tercera jornada, Lampard y Barry, lesionados. Sin ellos, el equipo de Roy Hodgson solo mostró el colmillo defensivo. En ataque, chicos como Wellbeck y Oxlade-Chamberlain aún tienen aire parvulario y al equipo le sobra apellido y le falta esqueleto. Francia, por su parte, se ha sacudido los egos que provocaron la revuelta interna en Sudáfrica y busca resurgir con un grupo más solidario, con un gregarismo que no tenía. Tiene empaque, pero no fascina y más que nada necesita resultados.

FRANCIA, 1 - INGLATERRA, 1

Francia: Lloris; Debuchy, Rami, Mexès, Evra; Cabaye (Ben Arfa, m.84), Diarra, Malouda (Martin, m.85); Nasri, Benzema y Ribéry.

Inglaterra: Hart; Johnson, Terry, Lescott, Cole; Milner, Gerrard, Parker (Henderson, m.78), Oxlade-Chamberlain (Defoe, m.77); Young y Welbeck (Walcott, m.91).

Goles: 0-1, m.30: Lescott; 1-1, m.39: Nasri.

Árbitro: Nicola Rizzoli (Italia). Amonestó a Oxlade-Chamberlain y Young.

Estadio Donbass Arena de Donetsk.

Hay algo en esta Inglaterra que remite a la trinchera del Chelsea. Su apuesta no es tan cerrada, pero cuando pierde la pelota, su molde es el de los “blues”, una montonera de ocho jugadores al borde de su área sin que a nadie le importe hacer de muro a costa de llevarse un sinfín de pelotazos. Al contrario que el campeón de Europa, tiene otra mirada al frente, pero carece de mordida. Consciente de su inferioridad, hoy brinda para festejar un punto. También encontró consuelo la selección gala, que no sacó provecho de gobierno por su poca predisposición a invadir el área inglés y por su respeto al contrario. Inglaterra, tantas veces con una etiqueta muy por encima de su historial, aún impone como para que cualquier adversario descorche un empate.

Más sutil para enhebrar el juego, Francia se atascó ante Hart, le faltó un punto de fiereza en el área inglés. Con Nasri tiene guion, con Ribèry, desborde, y con Benzema casi de todo, pero no hay mazo. A Benzema, estupendo en casi todas sus intervenciones, le gusta más la periferia del gol y de su productividad, como la de sus compañeros de ataque, no hay quien se beneficie. Cabaye y Alou Diarra hicieron de ancla y Debuchy, un interesante lateral del Lille, y Evra, un pretoriano del Manchester United, percutieron con ahínco por sus pasillos laterales, pero Francia se quedó en la orilla.

Hay algo en esta Inglaterra que remite a la trinchera del Chelsea

Protagonistas en el juego desde el principio, los franceses, asustados por una gran ocasión de Milner al cuarto de hora, que disparó fuera una vez esquivado el meta Lloris, se vieron finalmente sorprendidos por la vieja escuela británica. Un gol de catálogo. En las Islas, cuando la pelota vuela nadie está a salvo. Contemplativa desde el inicio, Inglaterra encontró su veta en una falta lateral de Evra a Milner. Gerrard, en su única acción relevante de la tarde, enroscó la pelota y Lescott, uno de esos centrales sin techo para el remate de cabeza que tanto abundan en la Premier desde el pleistoceno, le ganó la partida a Diarra. Un gol muy inglés. Como lo pudo ser el del propio Diarra, que minutos después cabeceó por dos veces en el cuarto de Hart, magnífico en el primer remate, y que de un vistazo vio cómo se iba fuera por poco el segundo.

Francia se quedó congelada hasta que Nasri tomó el mando. Jugador de apariencia frágil y fútbol panorámico, el futbolista del City hizo de satélite para los suyos. Hasta que una jugada geométrica con Evra y Ribèry le dejó la pelota anudada al pie derecho al borde del área. Embocó por abajo, con precisión, imposible para Hart. El francés, hinchado por el gol, mandó callar repetidamente no se sabe a quién, si a la animosa hinchada de los “pross” o algún detractor. Habría que apostar por un silencio a sus críticos. Conseguido el empate, nada alteró el curso del partido. Cautelosa Inglaterra y a medio camino Francia, en el segundo tiempo Benzema tomó el relevo de Nasri y fue quien más probó el disparo ante Hart, pero siempre desde lejos. Blanc prefirió contemporizar antes que dar vuelo a otro delantero, mientras que Hodgson, con menos cesto, se limitó a renovar la delantera. Pero a esta Inglaterra, al menos hasta que Rooney cumpla condena, le alcanza para lo justo. Para un empate si el rival, en este caso Francia, se queda en un equipo de fogueo. Con Suecia y Ucrania en el mismo grupo, ningún favorito salió maltrecho.

James Milner, esquiva al portero francés Hugo Lloris, durante el partido.
James Milner, esquiva al portero francés Hugo Lloris, durante el partido.RUNGROJ YONGRIT (EFE)

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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