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Rafael Nadal, de la tierra de Roland Garros al césped de Halle

Tras ganar Roland Garros, el español debuta hoy en la hierba de Halle pendiente de acostumbrarse a los botes irregulares y con Wimbledon y los Juegos en mente

Juan José Mateo
Nadal, en Halle, en un partido de dobles.
Nadal, en Halle, en un partido de dobles.Dennis Grombkowski (Getty)

El hombre récord de la tierra ya solo pisa la hierba. Apenas tres días después de conquistar su séptimo Roland Garros, convirtiéndose en el mejor tenista de la historia del tenis sobre arcilla, Rafael Nadal debuta hoy ante el eslovaco Lacko en el cuadro individual del torneo de Halle, que se disputa sobre césped. El radical cambio de superficie pone a prueba su capacidad de adaptación y le obliga a una metamorfosis técnica. No es solo cuestión de piernas y golpes. En la hierba, traicionera superficie donde todo es posible, hay otra cosa que es extremadamente importante: los ojos.

“Hubo una cosa que dijo Novak Djokovic en el torneo de Madrid que me gustó mucho: ‘Nunca sé lo que va a hacer la pelota”, explica Francis Roig, el técnico que acompaña a Nadal en Alemania, recordando las palabras que le dedicó el número uno a la polémica y resbaladiza pista azul del torneo de la capital de España. “En tenis, si interpretas bien el bote, si sabes cómo va a venir la bola según le pegue tu contrario, según cómo ponga la mano, abierta o cerrada, según cuál sea tu posición… tienes mucho ganado”, añade desde Halle, donde el español, aprovechando el impulso ganado en París, comienza el ‘in crescendo’ que le debe llevar a asaltar Wimbledon y los Juegos Olímpicos de Londres 2012. “Aquí, en la hierba, más. Hay veces que crees que viene una pelota rápida, y se queda frenada, y tú descolocado. Otras, parece que viene lenta, y al tocar la hierba se dispara. Por eso, aquí hay que jugar con todo el cuerpo, no solo con el brazo, como a veces puede permitirse en tierra. En las cuerdas de la raqueta, la pelota pesa más”.

El radical cambio de superficie pone a prueba su capacidad de adaptación y le obliga a una metamorfosis técnica

“Tengo que adaptarme a la velocidad de la pista, intentar recordar cómo se golpea la pelota sobre hierba, y también cómo son los desplazamientos, que son totalmente distintos a los de tierra”, dijo el español en Alemania. "Por eso quizás este es el torneo más difícil de toda la temporada para mí. Para Roger [por Federer, que también compite en Halle], probablemente la adaptación de la tierra a la hierba es más fácil que para mí".

Nadal, que el miércoles ya se apuntó una victoria en el dobles y junto a Marcel Granollers, que será su pareja en los Juegos, también sobre hierba, protagoniza ahora un clásico del verano. Mientras Djokovic, su némesis, descansa en casa con Wimbledon entre ceja y ceja, él, sin pasar por Mallorca, recién coronado en París, se marchó directamente a Alemania para adaptarse a la hierba. “Y sí, es un clásico”, dice Roig por teléfono sobre su pupilo, uno de los cuatro tenistas que han conseguido ganar al menos un grande durante ocho cursos seguidos (Pete Sampras, Roger Federer y Bjorn Borg). “Rafa busca aquí sensaciones, pero sabiendo que como juega al mejor de tres sets se le puede escapar cualquier partido. Aquí, en hierba, un juego malo al saque ya te pone con el agua al cuello”.

Romper un saque en hierba vale su peso en oro. Recuperarlo cuesta sangre. Para preparase ante eso, Nadal lo prepara todo: piernas, golpes y ojos.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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