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Prandelli: “Nos faltó garra”

El seleccionador italiano lamenta la ocasión perdida y el fallo en defensa, pero recuerda que su equipo sigue vivo

Eleonora Giovio
Mandzukic celebra su gol.
Mandzukic celebra su gol.Antonio Calanni (AP)

Italia juega bien. Italia controla y domina. Italia toca la pelota y pasa de pelotazos. Pero no gana. Y paga caro los errores que comete. Como ayer, contra Croacia. Chiellini dejó solo a Mandzukic, que tuvo todo el tiempo del mundo para controlar la pelota, bajarla y chutar a puerta. Hasta se habría podido tomar un café. Era el minuto 72. “Esta vez ha sido un error mío de posición. Debí estar más cerca de él. Aquí cada error lo pagas, ya nos pasó contra España”, aseguró Chiellini haciendo autocritica. Ni Pirlo, ni Maggio presionaron para evitar el centro de Croacia.

El gol del empate llegó en el minuto 72. Setenta minutos es lo que aguantó Italia. Contra España el domingo pasado. Y también ayer contra Croacia. “Aun estamos vivos. Nos ha faltado energía y cattiveria”, analizó Cesare Prandelli al final del partido. Cattiveria, la clásica palabra italiana. La clásica palabra que siempre ha definido a los azzurri. Algo así como garra, mala leche y ganas de comerse el mundo.

Aparte del gol (dos en dos partidos) es precisamente eso lo que le falta a Italia. “Hemos perdido una gran oportunidad. Estábamos gestionando bien la ventaja sin correr riesgos. Pero nos hemos distraído en un centro y hemos encajado un gol que era evitable. Sabíamos que los croatas eran peligrosos en el juego aéreo, pero...”, lamentó el técnico italiano. “Tuvimos oportunidades de marcar el segundo pero sobre todo tuvimos un buen equilibrio en el campo”, añadió.

El caso es que a Italia le cuesta cada vez más ganar. Ahora que tiene un estilo de juego bien definido, perdona demasiado. Y paga caro sus errores. Siempre había sido al revés. Lejos de imponer su juego, se aprovechaba de los errores de los demás. Desde el Mundial que consiguieron en 2006, los azzurri solo han ganado dos partidos de 12 (entre Mundiales, Eurocopas y Copa Confederaciones), empataron seis y perdieron cuatro. Demasiado para una selección que ha hecho del carácter, de la cattiveria, su principal valor. Así lo dejó claro también Demetrio Albertini, jefe de la expedición italiana, vicepresidente de su federación, a RaiSport. “Nos hemos echado demasiado atrás. Parecía que teníamos miedo: al final ellos han aprovechado la única ocasión de gol que han tenido”, dijo. En realidad Croacia remató a puerta una vez más que Italia (seis por cinco). “Los chicos están concentrados ya para lo que tienen que hacer dentro de cuatro días”, añadió. Italia tendrá que ganar a Irlanda y puede que no sea suficiente.

Desde 2006, Italia solo ha ganado dos de 12 duelos en competiciones internacionales

“Estamos vivos. Lucharemos hasta el final. Creemos en nuestros medios y en la honestidad de los otros equipos”, dijo Prandelli. En la concentración de Italia sobrevuela el fantasma de la Eurocopa de 2004. Italia, igual que ahora, tenía que ganar el tercero y último partido. Derrotó a Bulgaria (2-1) pero quedó eliminada. Suecia y Dinamarca necesitaban un empate a dos o más goles para pasar a cuartos. Empate a dos. La imagen de Cassano llorando desconsolado cuando desde el banquillo le dijeron que su gol no había servido de nada quedó grabada en la retina de muchos. “Blatter me dijo ese día que iban a abrir una investigación. Sigo esperando...”, declaró esta semana Giovanni Trapattoni en una entrevista en la Gazzetta dello Sport. En aquella Eurocopa era el seleccionador de Italia.

Nada de eso preocupa al capitán Buffon. “España, que es la favorita, tiene jugadores con un pedigrí tan grande que es imposible que contemplen la antideportividad. Serían el hazmerreír de Europa”.

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Sobre la firma

Eleonora Giovio
Es redactora de deportes, especializada en polideportivo, temas sociales y de abusos. Ha cubierto, entre otras cosas, dos Juegos Olímpicos. Ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS; ha sido colaboradora de Onda Cero y TVE. Es licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Bolonia y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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